La señora Gloria trabaja en esta tienda de productos árabes desde hace años. Cada vez que voy –generalmente por humus, jocoque y zatar– consigue que compre más de lo que tenía previsto. Nunca he salido arrepentido. No olvido lo que dijo una vez: "Hay que escatimar en todo, menos en lo que uno come". Cuánta razón tiene. Biblos comenzó en 1986, a pesar de que en el video ella menciona 1970. De las cinco tiendas mi favorita es esta del Pasaje Balvanera (República del Salvador 152, Centro).
Biblos
La señora Gloria trabaja en esta tienda de productos árabes desde hace años. Cada vez que voy –generalmente por humus, jocoque y zatar– consigue que compre más de lo que tenía previsto. Nunca he salido arrepentido. No olvido lo que dijo una vez: "Hay que escatimar en todo, menos en lo que uno come". Cuánta razón tiene. Biblos comenzó en 1986, a pesar de que en el video ella menciona 1970. De las cinco tiendas mi favorita es esta del Pasaje Balvanera (República del Salvador 152, Centro).
I love The City Loves You
Fui a visitar al célebre y talentoso 'Veneno' en su despacho del Pasaje América, uno de los edificios de oficinas más elegantes del Centro. Me platicó de la historia y los alcances de The City Loves You, la página sobre cultura urbana que fundó y dirige exitosamente. Aproveché para entrevistarlo y luego me mostró la vista desde su privilegiado balcón hacia 5 de Mayo.
El mejor café del DF
Passmar. Av. Coyoacán esq. Concepción Béistegui, Del Valle. Esto es al interior del Mercado Lázaro Cárdenas. El local está decorado con fotos relacionadas con el proceso de elaboración del café. Son baristas tricampeones nacionales. Para aprender a catar café hay que inscribirse a uno de sus cursos. Recomiendo mucho la natilla.
Café Moka. Santa María la Ribera 6, Santa María la Ribera. Es un local pequeño, con recortes de reseñas en la pared. El dueño suele estar aquí, atendiendo y trabajando en sus otros oficios: la heráldica y la talla en madera.
Café de Carlo. Orizaba 115, Roma. Veintitantos años satisfaciendo a clientes y caminantes con un deliciosos aroma que invita a volver. Los principantes deben pedir el café ligero, que además no es tan ligero como parece.
Gabi's. Liverpool esq. Nápoles, Juárez. Pequeño y súper encantador. Está adornado con cafeteras viejas. Perfecto para ir a leer o a trabajar sin que el barullo de las otras mesas te moleste. Hay que pedir el café Pin Pon, que es café expreso con Lechera.
Plaza Villa Madrid. Plaza Villa de Madrid 15, Roma. Tres mesitas, una ventana por la que se entrega un café chiapaneco cada vez más célebre y extraordinarias galletas de chocolate que se acaban pronto. Imperdible.
Jekemir. Isabel la Católica esq. Regina, Centro. Muy rico el café turco, que puedes acompañar con un dulce árabe. Existe desde 1936. Hay sucursales en varios puntos de la ciudad, pero este es el bueno. Sugiero venir un sábado por la tarde y ver cómo Regina va transformándose conforme se acerca la noche.
Café Río. Donceles casi esq. República de Brasil, Centro. Café fuerte, no muy ácido y bien servido por los miembros de la familia propietaria. No hay que dejar de notar la foto en el espejo.
Bondy. Galileo 38, Polanco. Está en la esquina con Temístocles. Es bonito y tiene unas de las conchas más celebradas de la ciudad. Las tazas de café son grandes.
Bondy. Galileo 38, Polanco. Está en la esquina con Temístocles. Es bonito y tiene unas de las conchas más celebradas de la ciudad. Las tazas de café son grandes.
Café Equis. Roldán 16, Centro. De los primeros expendios de café veracruzano en el DF, en el corazón del antiguo barrio de La Merced. También hay árabe, chiapaneco y de otros orígenes. Tengan cuidado los que padecen fobia a las abejas.
Cafetín. Jalapa 122, Roma. Precioso, chico. Una delicia para los paseantes que exploran la colonia en busca de sorpresas como esta. Excelente atención.
Bola de Oro. Nuevo León 192, Condesa. Café de Coatepec, de una finca cercana a la cascada Bola de Oro. El local es agradable, aun en hora pico.
El Gran Premio. Sadi Carnot esq. Antonio Caso, San Rafael. Está cerca de la Gran Logia Valle de México, por lo que suele estar lleno de personas hablando sobre Masonería. El café es fuerte, y el pan dulce sabroso.
Café Do Brasil. Bolívar 45, Centro. No es una cafetería muy bonita, pero da gusto estar aquí. Los propietarios se encargan de todo: desde la producción en Coatepec hasta atenderte de buena gana en un local que cuenta con una reducida sección para fumadores –sólo tiene una desventaja: cuando entra o sale un coche hay que levantarse. Llevan aquí décadas, y tienen sucursales en Ámsterdam esquina Sonora, en la Condesa, y Dr. Lucio 103, en la Doctores.
Bistrot 61. Álvaro Obregón 61, Roma. Café americano muy cargado. Los platillos salados como el quiche de flor de calabaza en salsa de chile poblano valen la pena.
Café Europa. Emilio Castelar 107, Polanco. El local es originario de Michoacán. Su ubicación frente al Parque Lincoln es verdaderamente privilegiada. Aquí hay que degustar la mezcla de caracolillo con planchuela.
Café Cordobés. Ayuntamiento esq. López, Centro. Café de altura, de Córdoba, con un aroma que alegra la esquina y sus alrededores.
Café Do Brasil. Bolívar 45, Centro. No es una cafetería muy bonita, pero da gusto estar aquí. Los propietarios se encargan de todo: desde la producción en Coatepec hasta atenderte de buena gana en un local que cuenta con una reducida sección para fumadores –sólo tiene una desventaja: cuando entra o sale un coche hay que levantarse. Llevan aquí décadas, y tienen sucursales en Ámsterdam esquina Sonora, en la Condesa, y Dr. Lucio 103, en la Doctores.
Bistrot 61. Álvaro Obregón 61, Roma. Café americano muy cargado. Los platillos salados como el quiche de flor de calabaza en salsa de chile poblano valen la pena.
Café Europa. Emilio Castelar 107, Polanco. El local es originario de Michoacán. Su ubicación frente al Parque Lincoln es verdaderamente privilegiada. Aquí hay que degustar la mezcla de caracolillo con planchuela.
Café Cordobés. Ayuntamiento esq. López, Centro. Café de altura, de Córdoba, con un aroma que alegra la esquina y sus alrededores.
Sobre el nuevo Museo Soumaya
Eva Ayala, curadora del Museo Soumaya, habla del valor de la colección y de su trabajo en la nueva sede de la colonia Granada, en la que he estado dos veces. Me agradan algunos paisajes del siglo XIX, el mural "La tierra como el agua y la industria nos pertenece" de Siqueiros y el sexto nivel sin columnas con los Rodin y algunos contemporáneos.
Fantasmas en el DF
Departamento en Bolívar y 5 de Mayo, en el Centro. Está frente a la tienda La Palestina. Pertenece a la Fundación del Centro Histórico. Por años lo han intentado rentar, pero al parecer nadie se atreve por la fama que tiene –ruidos extraños por las noches, objetos que se caen. Está en el primer piso.
La escuela de diseño del INBA, en Xocongo 138, en la Tránsito. Esto es cerca del metro San Antonio Abad. Se dice que acá se aparece una víctima de los terremotos de 1985. En este lugar hubo un anfiteatro aquel año.
La casa de la tía Toña, en la tercera sección del Bosque de Chapultepec. Está cerca del Panteón Dolores, en la calle Cumbres de Acutzingo. El fantasma es una señora que se molesta si te acercas demasiado a la casa. Se oyen gritos, los objetos se caen, una silueta aparece en las ventanas. Más de una veintena de jóvenes han caído por la barranca de 30 metros que hay a un lado de la casa cuando han intentado aproximarse a ella. Hay quien dice que la casa funciona una empresa, pero no se sabe cuál.
La Casa de las Brujas, en la Roma. Se trata del edificio más emblemático de la Plaza Río de Janeiro. Aquí vivió la curandera Pachita, que según algunos se aparece en los pasillos.
La casa de don Juan Manuel, en República de Uruguay 94, en el Centro. Esta historia tiene su origen en la época colonial. El señor Juan Manuel vendió su alma al diablo para saber con quién lo engañaba su mujer. El diablo le dijo que saliera a las 11 de la noche y matara al primero que se acercara a la casa. Eso hizo por algunas noches hasta que terminó por confesarse con un sacerdote, que le dijo que rezara al pie de la horca que había en el Zócalo. Al tercer día lo hallaron ahorcado. Desde entonces afuera de esta casa se aparece alguien a las 11 de la noche preguntando la hora. Quien le contesta muere.
La casa en Santa Veracruz y 2 de Abril, en la Guerrero. Esto es a un lado del Museo Franz Mayer. Se dice que un fantasma espanta a los habitantes.
Los vagones del metro entre Zócalo y Allende. Por las noches se aparece una mujer mexica llorando. Los conductores también la ven en las vías del metro. Hay quien la ha divisado en la entrada de metro que está cerca de la Catedral Metropolitana, antes del amanecer.
Hospital Juárez, en Jesús María y Fray Servando, en el Centro. Por las noches se aparece una enfermera. Es uno de los fantasmas más famosos de la ciudad. Le llaman "la planchada" por su atuendo impecable y planchado. No es un fantasma malo, sino todo lo contrario, pues ayuda a las enfermeras a cuidar a los pacientes cuando se quedan dormidas.
Eje 3 Norte esquina Las Armas, en Azcapotzalco. En esta esquina se aparece una niña que distrae a los conductores.
Edificio Insurgentes, en la Roma. Está en Medellín e Insurgentes. También se le conoce como "el edificio de la Canadá". En los años sesenta fue uno de los más célebres de la ciudad, con Silvia Pinal y Mauricio Garcés como inquilinos. En los pisos 15 y 16 se aparecen fantasmas del incendio que aquí sucedió. La mayor parte del edificio está abandonada.
Calle 8, entre Zaragoza y Ciudad Deportiva. Por las noches se escucha a alguien paseando y aullando. Dicen que es un niño lobo. Se ve la sombra por debajo de las puertas, algunos escuchan su respiración y a veces las puertas lucen arañadas por la mañana.
La Troje de Xico, en Chalco. Aquí estuvo una hacienda de Porfirio Díaz. Algunas madrugadas se oye el llanto de varios niños. Se dice que una señora vino a morir aquí con sus hijos para que Porfirio viera la situación del país.
La Troje de Xico, en Chalco. Aquí estuvo una hacienda de Porfirio Díaz. Algunas madrugadas se oye el llanto de varios niños. Se dice que una señora vino a morir aquí con sus hijos para que Porfirio viera la situación del país.
Torreblanca
Este es el apellido paterno y también el nombre del grupo de Juan, a quien conocí por Dorian hace dos años y pico en el Café El Popular. Este sábado dos de julio Torreblanca dará un concierto en el Caradura (Nuevo León 73, Condesa). A estas alturas ya media ciudad sabe que el grupo de Juan es uno de los más prometedores de la Ciudad de México; a la otra mitad le aviso que vale la pena estar ahí. La foto la tomó Dorian en su sala.
Sijismo en la Ciudad de México
Esta religión monoteísta de la India tiene más de 25 millones de seguidores, esto es menos de 0.5% de la población mundial. Supongo que en México habrá poquísimos. El otro día vi a dos en el Museo Franz Mayer. No sabía cómo acercarme, pero entonces una mujer les preguntó de dónde eran, así que aproveché para presentarme y pedirles una entrevista. Para saber más sobre esta creencia recomiendo asistir a los servicios religiosos que se celebran en Pachuca 155, entre Francisco Márquez y Vicente Suárez, en la colonia Condesa.
Domingos en Los Azulejos
La foto la tomó Dorian en la fuente de sodas del primer Sanborns, el que está en el Palacio de los Condes del Valle de Orizaba, que entre 1881 y 1919 albergó el elegante Jockey Club. En este lugar desayuno casi cada domingo, rodeado por lo general de solitarios como este hombre que no paraba de sonreír, mirarnos, hablar con las meseras –una de ellas me contó ayer que trabajó cerca de 40 años en el Sanborns de Lieja hasta que lo derribaron no hace mucho, y también que Carlos Slim suele comer aquí. ¿Estará este señor esperando al ingeniero?
Ajedrez con Benjamín Carrión
Una de las estatuas más recientes en la ciudad es la de Benjamín Carrión Mora (1897-1979), diplomático y escritor ecuatoriano. Está en la Plaza de la Santa Veracruz, frente a la Alameda Central, desde hace alrededor de un mes. Llaman la atención las mesas de ajedrez que forman parte de la escultura, como esta en la que un ajedrecista analiza el tablero.
Polanco
Disfruto caminar por el camellón de Horacio cuando estoy triste. No en Shabat porque los ortodoxos me harían sentir peor. Si los jardines son la sonrisa de la naturaleza, entonces Polanco es una carcajada en la ciudad. "¿Quién se llevó su tranquilidad, su prestigio de zona residencial?", se pregunta Guadalupe Loaeza en Las reinas de Polanco (Cal y Arena, 1988). "¿Quién la desmaquilló para pintarrajearla con letreros de todos colores y sabores? Ahora colonia de (...) oficinas burocráticas, taquerías, supermercados, clínicas unisex, cineclubes, hoteles, creperías y vulcanizadoras." Apenas 75 años atrás en esta zona estaban los alfalfares, maizales y establos de la Hacienda de los Morales. Entonces Homero, Horacio y Presidente Masaryk –avenida de la Piedra Redonda en la época colonial– eran caminos de tierra que limitaban los sembradíos de maíz de Oriente a Poniente. Con tanta nostalgia casi disfruto estar triste cuando camino por el camellón de Horacio.
San Miguel Chapultepec
Cuánto dolor en la ciudad. Ni Cuauhtémoc ni nadie en el Valle de Anáhuac se encuentra en un lecho de rosas. En la imagen un vendedor de películas piratas conversa con un vagabundo que reposa su espalda contra el piso afuera del metro Juanacatlán. Da la impresión de que se conocen. Yo espero a un amigo para cenar en la pequeña colonia a los pies del Bosque de Chapultepec que conserva dos iglesias, un árbol bendito de acuerdo con una leyenda, un restaurante con leones enjaulados, un ashram y la Embajada Rusa que por años funcionó como residencia de la condesa de Miravalle –emparentada, por cierto, con Cuauhtémoc–, y otros atractivos que ya no existen. Llama la atención que una calle ostente el nombre del Gran Maestro de la primera logia yorkina en México, en 1825: Ignacio Esteva.
Buenos lugares para ver el futbol
El Penacho de Moctezuma. En Av. Guerrero 42, en la Guerrero. Es una cantina, o restaurante familiar, enorme. Tiene varias pantallas y el lugar es cómodo. El cabrito arrastra una fama de décadas, y no en vano. El Penacho es perfecto para los domingos.
Cervecería Pierrot. Existe en Av. Revolución 1356, en la colonia Guadalupe Inn, desde 1934. Las sucursales de Nogal 164 y Av. Azcapotzalco 668 tienen un encanto especial. Vale la pena preguntar por las promociones.
Salón París. A pasos del quiosco morisco de Santa María La Ribera. Es la cantina de mayor tradición en la colonia. Aquí empezó su carrera defeña José Alfredo Jiménez. Hay bufet los domingos, y una pantallota al fondo. Reserva al 5547 3710.
Hooters. Hay varias sucursales. Mi favorita está en Insurgentes, más o menos enfrente del World Trade Center. Meseras guapas, alitas calientes, muchas teles y rica cerveza de barril.
Parrilla Danesa. Está en Matanzas 669, en Lindavista. Es un restaurantote de tacos, con pantallas y un bar simpático, tipo nórdico.
Daikoku. El de Michoacán casi con Av. México, en la Condesa, es muy grande y rara vez se llena. Tienen por lo menos tres pantallas. Y se come rico.
Salón Corona. Pero no el original de Bolívar 24. Mejor hay que ir al de Venustiano Carranza, que es más grande y no se llena tanto. De todas formas recomiendo llegar una hora antes.
Casino Español. Se encuentra en Isabel la Católica casi con Madero, frente al antiguo Palacio de los Condes de Miravalle, que pronto será un hotel Hábita. El restaurante del Casino está en el primer piso. Recomiendo llamar al 5518 5557 para reservar una de las mesas del frente, cerca de la tele. Los postres riquísimos. Ideal para cuando juega España.
Belmont. En Milán y Atenas, en la Juárez. Buena cantina, grande y con salsas molcajeteadas inolvidables.
Sanborns de los Azulejos. En la parte de atrás, donde están las barras. La entrada es por 5 de Mayo. Contrario a lo que podría pensarse acá no está lleno de gente, como suele encontrarse el salón principal. Hay un par de televisiones grandes. No hace falta reservar, pero por si acaso llega media hora antes. En los partidos importantes las meseras reparten quinielas y si tienes suerte tu consumo puede ser gratis.
Cervecería Pierrot. Existe en Av. Revolución 1356, en la colonia Guadalupe Inn, desde 1934. Las sucursales de Nogal 164 y Av. Azcapotzalco 668 tienen un encanto especial. Vale la pena preguntar por las promociones.
Salón París. A pasos del quiosco morisco de Santa María La Ribera. Es la cantina de mayor tradición en la colonia. Aquí empezó su carrera defeña José Alfredo Jiménez. Hay bufet los domingos, y una pantallota al fondo. Reserva al 5547 3710.
Hooters. Hay varias sucursales. Mi favorita está en Insurgentes, más o menos enfrente del World Trade Center. Meseras guapas, alitas calientes, muchas teles y rica cerveza de barril.
Parrilla Danesa. Está en Matanzas 669, en Lindavista. Es un restaurantote de tacos, con pantallas y un bar simpático, tipo nórdico.
Daikoku. El de Michoacán casi con Av. México, en la Condesa, es muy grande y rara vez se llena. Tienen por lo menos tres pantallas. Y se come rico.
Salón Corona. Pero no el original de Bolívar 24. Mejor hay que ir al de Venustiano Carranza, que es más grande y no se llena tanto. De todas formas recomiendo llegar una hora antes.
Casino Español. Se encuentra en Isabel la Católica casi con Madero, frente al antiguo Palacio de los Condes de Miravalle, que pronto será un hotel Hábita. El restaurante del Casino está en el primer piso. Recomiendo llamar al 5518 5557 para reservar una de las mesas del frente, cerca de la tele. Los postres riquísimos. Ideal para cuando juega España.
Belmont. En Milán y Atenas, en la Juárez. Buena cantina, grande y con salsas molcajeteadas inolvidables.
Sanborns de los Azulejos. En la parte de atrás, donde están las barras. La entrada es por 5 de Mayo. Contrario a lo que podría pensarse acá no está lleno de gente, como suele encontrarse el salón principal. Hay un par de televisiones grandes. No hace falta reservar, pero por si acaso llega media hora antes. En los partidos importantes las meseras reparten quinielas y si tienes suerte tu consumo puede ser gratis.
¿Quiénes son ustedes?
Creo que ha llegado la hora de conocernos mejor. Empezaré por mí, que escribo desde una MacBook de 13 pulgadas a un metro de mi balcón en la calle de Regina, generalmente en pants y camiseta. Me gusta reseñar ciudades, sobre todo esta en la que nací y en la cual han transcurrido mi infancia y vida adulta –pubertad y adolescencia las reposé a cientos de kilómetros de acá. A mis 31 años continúo soltero, tal vez soy el único que me ve guapo. Pero mejor me detengo. Ahora les toca a ustedes. Me pregunto un montón acerca de los hombres y mujeres que leen mi columna y los breves relatos que produzco para esta robusta sección. Si soy franco suelo imaginarlos más jóvenes que yo, aunque mejor versados en materia de antros, y entonces me siento intimidado. Quizá nos hemos topado en la entrada de algún antro, ustedes fumando y yo intentando entrar. Sin duda escribo para los expertos. Tal vez algunos crean que mis reseñas y columna son tontas, de la misma manera que a mí me resulta sencillo juzgar a alguno que otro colega –por pura envidia, tengo que admitirlo. No obstante también debe existir alguien por ahí que valore mis esfuerzos por reseñar la vida nocturna en el Distrito Federal. En todos ustedes pienso cada vez que concibo y tecleo una frase. A veces me imagino a adolescentes guapísimas y felices que se dedican a visitar los lugares de moda; en ocasiones me concentro en chicos tímidos que anhelan salirse de la casa de sus padres, conquistar a alguna mujer, lucir bien. Asimismo tienen un espacio en mi corazón aquellos que se topan con esta revista en la sala de espera de algún consultorio. Por supuesto que también mis editores son prioritarios a la hora de redactar –me dan libertad, sugieren ideas, trabajan profesionalmente. Pero ya estoy hablando otra vez de mí. Se supone que les tocaba a ustedes. ¿Cuándo me escriben, pues, para contarme sobre sus vidas y experiencias en la noche defeña? Tengo muchísimo que aprender.
Publicado en la columna Sic transit gloria noctis de la edición de junio de 2011 de la revista Dónde Ir.
Guatemala y Argentina
Perdonen la calidad de la fotografía. La tomé así a propósito. Quise mostrar el momento del día en el que más disfruto una de mis esquinas favoritas de la ciudad. Voy casi diario poco antes de la noche. También es intencional la aparición de la barda, que divide la zona de excavaciones del Museo del Templo Mayor y las oficinas de la Autoridad del Centro Histórico de los ciudadanos y no ciudadanos de a pie. Hoy se anunció que el arquitecto Francisco Serrano construirá en este punto un cubo de acero templado de casi dos mil metros cuadrados para resguardar a la diosa mexica Tlaltecuhtli. No hace mucho escuché que aquí, entre la Casa de las Ajaracas, que se aprecia pobremente en la imagen, y el Palacio de Marqués del Apartado, podrían encontrarse las tumbas de los emperadores aztecas, de acuerdo con alguna teoría. En este solar erigió su casa el conquistador Francisco de Montesinos, en 1525. Entonces República de Argentina se llamaba Relox, y fue trazada sobre la antigua Calzada a Tlatelolco. Por cierto que en esta vía habitaron los integrantes de la primera clase alta de México –¿qué lugar más exclusivo para vivir que sobre las ruinas del Templo Mayor?
Restaurantes buenos, bonitos y baratos
Ka Won Seng. Albino García esq. Santa Anita, Viaducto Piedad. Auténtico restaurante chino, a cuatro o cinco cuadras del metro Viaducto. En la entrada un letrero anuncia: "Aquí no vendemos pan de chinos". Recomiendo pedir té verde, probar alguna de las sopas y en definitiva compartir el cabrito estilo chino. Por el rumbo hay otros dos locales de comida china, pero este es el bueno.
Mami. Nuevo León esq. Quintana Roo, Condesa. Es una especie de cafetería con ínfulas de fonda, o acaso una fonda con apariencia de cafetería. Se trata de un negocio familiar modesto, decoroso, en el que cocinan las galletas de Hildegarda de Bingen, además de platillos ricos como lasaña de atún. También venden libros religiosos.
Bukhara. Portal de Mercaderes, Centro. Se suben unas escaleras muy cerca de Tardan para llegar a un área de comida como de centro comercial en el que sobresale este local con propietarios y cocineros de Nueva Delhi. El bufete vale la pena, aunque los platillos a la carta son más genuinos e interesantes. Por su religión no tienen cerdo.
Fonda 99.99. Moras 347, Del Valle. Lugar de comida yucateca. La variedad de platillos es asombrosa. La sopa de lima está muy bien. Hay que llegar temprano porque algunos guisados se terminan pronto.
Argentinissima. Tamaulipas esq. Benjamín Hill, Condesa. Comida argentina rica y barata en un restaurancito sencillo, bien puesto y con mucha calidez. La milanesa y el pastel de chocolate merecen un premio.
Casa Rosalía. Eje Central esq. República de Uruguay, Centro. Probablemente el mejor lugar para comer paella en la zona. Existe desde hace décadas. Yo llegué por mi papá, quien también disfruta los siete tiempos de una comida robusta y a un precio justo. Se autoproclaman "la casa de la paella", pero no destacan sólo por ella. Perfecto para llegar con mucha hambre.
El Parnita. Yucatán 84, Roma. La reseña está aquí.
Templo Expiatorio de San Felipe de Jesús
"Sus padres comieron maná en el desierto y murieron", se lee en latín debajo de esta imagen en la que aparecen atribulados Moisés, Aarón y un sumo sacerdote. La frase es de Juan, quien se refiere a Jesús en el muro de enfrente: "El que come de este pan vivirá para siempre". Esta indiscreta exhibición de antisemitismo se encuentra en una de las iglesias mejor conservadas del Centro, inaugurada en 1897 en donde antes estuvo la Capilla de Nuestra Señora de Aránzazu, que formaba parte del convento de San Francisco y que resultó deteriorada a causa de las Leyes de Reforma. Este templo expiatorio está dedicado a San Felipe de las Casas Martínez, el primer santo mexicano, y se ubica en Madero 11, frente al Pasaje América. Es común que el Santísimo esté expuesto todos los días. "Ojalá todos los católicos que pasean por aquí cerca supieran esto", se quejaba un amigo.
Glifo Chalchíhuitl
Es una de las piezas prehispánicas que Guillermo Dupaix registró en su álbum arqueológico de 1794. Sesenta y nueve años antes, al inaugurarse la casa del marqués de Prado Alegre, se incrustó este glifo en una pared exterior. Dupaix explicó que "este símbolo o arma será distintivo de alguna provincia, ciudad o pueblo, tal vez Chalco". También se ha dicho que este glifo de 59 por 70 centímetros hace alusión a la fertilidad y a lo bello. No hay que dejar de admirarlo en Madero esquina con Motolinía –entonces Plateros esquina con Espíritu Santo.