"Sus padres comieron maná en el desierto y murieron", se lee en latín debajo de esta imagen en la que aparecen atribulados Moisés, Aarón y un sumo sacerdote. La frase es de Juan, quien se refiere a Jesús en el muro de enfrente: "El que come de este pan vivirá para siempre". Esta indiscreta exhibición de antisemitismo se encuentra en una de las iglesias mejor conservadas del Centro, inaugurada en 1897 en donde antes estuvo la Capilla de Nuestra Señora de Aránzazu, que formaba parte del convento de San Francisco y que resultó deteriorada a causa de las Leyes de Reforma. Este templo expiatorio está dedicado a San Felipe de las Casas Martínez, el primer santo mexicano, y se ubica en Madero 11, frente al Pasaje América. Es común que el Santísimo esté expuesto todos los días. "Ojalá todos los católicos que pasean por aquí cerca supieran esto", se quejaba un amigo.
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