Perdonen la calidad de la fotografía. La tomé así a propósito. Quise mostrar el momento del día en el que más disfruto una de mis esquinas favoritas de la ciudad. Voy casi diario poco antes de la noche. También es intencional la aparición de la barda, que divide la zona de excavaciones del Museo del Templo Mayor y las oficinas de la Autoridad del Centro Histórico de los ciudadanos y no ciudadanos de a pie. Hoy se anunció que el arquitecto Francisco Serrano construirá en este punto un cubo de acero templado de casi dos mil metros cuadrados para resguardar a la diosa mexica Tlaltecuhtli. No hace mucho escuché que aquí, entre la Casa de las Ajaracas, que se aprecia pobremente en la imagen, y el Palacio de Marqués del Apartado, podrían encontrarse las tumbas de los emperadores aztecas, de acuerdo con alguna teoría. En este solar erigió su casa el conquistador Francisco de Montesinos, en 1525. Entonces República de Argentina se llamaba Relox, y fue trazada sobre la antigua Calzada a Tlatelolco. Por cierto que en esta vía habitaron los integrantes de la primera clase alta de México –¿qué lugar más exclusivo para vivir que sobre las ruinas del Templo Mayor?
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