Aquí aparezco yo durante la grabación de mi primera cápsula para Once TV México. Detrás de la cámara Jorge, que me dirige. Empezamos las grabaciones en esta zona del Panteón Dolores porque me parece muy significativo honrar a quienes han colaborado para que vivamos en una capital tan hermosa. Las cápsulas comenzarán a transmitirse a partir de junio en la barra matutina.
Zinco Jazz Club
Uno de mis bares favoritos está en el sótano del precioso edificio art déco Banco Mexicano, en Motolinía y 5 de Mayo, en el Centro Histórico. Los miércoles son un buen día para ir, pues hay menos gente y generalmente no hay cover. Este lugar es ideal para ir solo, máximo con dos personas, sentarse en la barra y beber ginebra hasta que el jazz entre a donde tiene que entrar.
La noche que se fue
No ha transcurrido tanto tiempo, pero queda claro que la noche defeña –al menos la mía– de la década anterior no se parece mucho a la de hogaño. Hace poco hablé aquí de El Patio de mi Casa, ese bar generacional y pringoso que tantas maravillas y memorias hizo posibles circa 2007. Bien, resulta que por aquel tiempo existieron otros tugurios que echo de meno casi de la misma tonta manera. Quiero sacar a cuento, por ejemplo, al Jacalito, el Burburock y el Bullpen –nunca reparé en los nombres, así que ignoro si estoy escribiéndolos bien. ¿Qué le habrá pasado a estos famosos afters hermanos en el enclenque Edificio Insurgentes? Supongo que lo mismo que a la Condesa con sus Cinna Bar, Taste Gallery, 219 y Love Ixchel –este último en la Roma, en realidad. ¿Se acuerdan, por cierto, de cuando el Living estaba a un lado de la plaza Luis Cabrera, y el Box cerca del Salón 21? –¿se acuerdan de cuando se llamaba Salón 21? También la vida nocturna en el Centro Histórico ha cambiado considerablemente: no hace mucho todavía era posible cenar en el mítico Prendes o el misterioso Hayastán, brindar en El Nivel o en el Bar Alfonso, e ir a un concierto de, digamos, Titán en el edificio de Nafinsa. ¿Qué le ocurrió a la noche defeña? Poco ha permanecido del primer decenio, si acaso los lugares que no desaparecen porque nunca han decepcionado: los de Garibaldi, Bar Milán, Dos Naciones, los Cabaretitos y tantos otros en los que continúa residiendo el ADN de la actividad nocturna del DF, lluevan o relampagueen horarios de estado panista, leyes antitabaco o un posible regreso de cadeneros malvados. ¿Qué le ocurrió a la noche defeña, entonces? Pues no mucho. Más bien varios de nosotros hemos envejecido. Y qué bueno porque yo ya no aguanto otro trajinerazo justo después del amanecer.
Publicado en la columna "Sic transit gloria noctis" de la edición de marzo de 2011 de la revista Dónde Ir.
Catedral Metropolitana
Fue consagrada en la segunda mitad del XVII después de casi 100 años de trabajos que comenzaron sobre el templo de Ehécatl para construir el churrigueresco Altar de los Reyes. Me llama la atención su atípica orientación Norte-Sur. Recién asistí al espectáculo que dan cada miércoles a las 20 horas por 300 pesos –lo recomiendo mucho.
Anáhuac
"Dos lagunas ocupan casi todo el valle; la una salada, la otra dulce. Sus aguas se mezclan con ritmos de marea, en el estrecho formado por las sierras circundantes y un espinazo de montañas que parte del centro. En mitad de la laguna salada se asienta la metrópoli, como una inmensa flor de piedra, comunicada a tierra firme por cuatro puertas y tres calzadas, anchas de dos lanzas jinetas (...) Agrúpanse los edificios en masas cúbicas; la piedra está llena de labores, de grecas. Las casas de los señores tienen vergeles en los pisos altos y bajos, y un terrado por donde pudieran correr cañas hasta 30 hombres a caballo. Las calles resultan cortadas, a trechos, por canales. Sobre los canales saltan unos puentes (...) El pueblo se atavía con brillo porque está a la vista de un grande emperador (...)"
Fuente: Visión de Anáhuac (FCE, 2005) de Alfonso Reyes.
Adat Israel
Cuando empecé a tomar en serio la decisión de convertirme al judaísmo esta sinagoga de 1952 en la calle 5 de Febrero, en la colonia Álamos, se convirtió en una peculiar obsesión. Desde entonces he ido a servicios de Kabalat Shabat tres o cuatro veces. La congregación es hermosa, igual que la arquitectura del templo. La foto me la pasó Mónica Unikel.
Rita Guerrero
El funeral en la iglesia del Claustro de Sor Juana tan oscuro como la foto, aunque con muchas velas e improvisaciones de música veracruzana. Familiares, amigos, colegas, alumnos, fans. Fue muy triste. Recuerdo con mucho cariño los conciertos, las letras, las imágenes, los sueños.
Casa de los Azulejos
El Sanborns de Madero, pues. El predio fue propiedad de un pariente de Hernán Cortés, luego pasó a manos de los condes del Valle de Orizaba, el Jockey Club, los Iturbe y finalmente Grupo Carso. A un lado se añora la Plaza Guardiola, que desde luego no conocí. Cada domingo desayuno aquí tecolotes mixtos –hábito difícil de romper.