"Luis De Páramo, que escribía a fines del siglo XVI, dice que hubo 80 penitentes [en el primer auto de fe en la Ciudad de México], que fueron relajados un inglés y un francés y reconciliados algunos judaizantes y muchos polígamos o casados dos veces y otros hechiceros nigrománticos, etcétera. En este auto salió una mujer hechicera que por medio de ciertas artes mágicas hizo venir a su marido desde Guatemala a México, donde ella residía, en el espacio de dos días, tiempo insuficiente para recorrer un camino de 2,000 leguas. Interrogada por qué había hecho esto, ella contestó que para gozar del hermosísimo rostro de su marido y de su boca, pero él era muy feo y repugnante."
México Viejo. Luis González Obregón. Manuel Porrúa. 1976.
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