Fredy Ross

Último día en Tel Aviv. Tomo prestada una bici del Central Hotel y pedaleo hasta Tayelet, rodeando un poco para recorrer King George. Tomo el Sol un rato y pronto vuelvo a la bicicleta, esta vez con dirección a Kikar HaMedina. De compañeras tengo lágrimas de alegría y satisfacción sobre mis cachetes sonrojados. La guía Wallpaper no miente: esta plaza es un lugar imperdible. Las palmeras tan grandes y esa redonda sensación de desamparo me sobrecogen de inmediato. Escojo una banca y escribo en mi bitácora. Qué día más bonito, y todavía ni siquiera ha llegado la hora de comer. Entonces detecto la presencia de Fredy Ross. Mientras ella hace como que le toma fotos a las plantas, yo finjo que no la detecto. De pronto dispara hacia mí. Una, dos, tres y varias veces. Ella, a pesar de mi disimulo, sabe que la percibo, así que se acerca y me pregunta por mi cámara. Slijah, mah zeh? I'm sorry, I can hardly understand hebrew; well, this is my lomo camera. Lomo? Y así nos arrancamos. Intercambiamos impresiones sobre la fotografía, Jaffa y las intenciones de mi viaje; así como nuestras direcciones eléctronicas. Incluso le hablo acerca de este blog. Se trata de una anciana realmente dulce, creo que jamás olvidaré su semblante. Hoy me pregunto si aún pensará en mí. Yo la recuerdo con frecuencia, a manera de resumen emocional de mi viaje por Israel. Ha llegado la hora de comer. Nos despedimos. Me subo a la bici, y yo volteo para mirarla por última vez mientras ella se aleja sonriente y calmadamente. Pienso con melancolía que este momento jamás volverá a repetirse, y entonces sollozo con tristeza e insatisfacción. Si estos encuentros no contienen la felicidad, entonces yo no contengo mis lágrimas.


Esta foto, por supuesto, es de Fredy Ross.