El mole de olla y las carnitas
La experiencia de comer ayer en Los Panchos, en Leibnitz, fue realmente agradable. Sobre todo porque platicar con Alfonso/Poch/Pocholo resultó divertido y hasta relajante. El problema fue la comida, con todo y que estaba deliciosa. Ahora sé que el mole de olla y las carnitas no constituyen una combinación tan favorable; al día siguiente uno despierta de malas. Así que esta mañana le di una nalgadita a Fortina por insistir en arruinar mi sala, me exprimí un granote y ahora tengo una marca entre los ojos, he comenzado a estornudar y moquear, y además he tenido que ser... franco con más de una persona. Ahora iré a mi casa a dormir, espero estar más animoso al rato.
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