Yo quiero ser Jorge Pedro, y ya

Hoy, después de casi una hora y media de tráfico, mi amigo número seis me preguntó sobre el período de mi vida que más extraño. Era una interrogante sencilla y directa, pero yo la repliqué a la usanza de esos analistas políticos que salen en la tele: dándole vueltas al tema con habilidad antes de responder con una idea concreta. Al final, Gerardo debió quedarse con la impresión de que siento lástima por mi pasado, o algo así, pues le dije cosas como: "Siempre me he sentido aparte", "casi nunca estuve cómodo con mis circunstancias" y "yo no era alguien libre, tenía miedo y vivía escondido". Me refería a mis años de educacion media, media superior y superior. Pero ¿de verdad siento lástima por mi pasado? Para ser franco, haber vivido en Veracruz, y después en Aguascalienpeor, me marcó de manera definitiva. Significó una especie de retroceso (que no una involución) soleado y polvoso, pero también una prueba nublada y húmeda. De la pubertad a la adolescencia, del Opus Dei a la universidad pública y del miedo a la angustia, vaya cosas. Fueron años feítos, como si me hubiera tocado interpretar la vida de alguien más, y rodeado de un montón de personas que parecían vivir en el Neolítico. Sólo yo soy responsable de lo anterior, desde luego; pero igual no dejo de sentir un poquillo de amargura por aquel período. Hoy tengo muy claro que la parte más feliz de mi vida es la actual. Desde hace unos cinco años, me siento más yo. Esta mañana, por ejemplo, desperté lleno de entusiasmo y con ganas de escuchar canciones sesenteras de David Bowie en 5.1. Qué sensación tan refrescante y diáfana, tan de estos años míos. Yo quiero ser Jorge Pedro. Sin voltear atrás, y sin auscultar demasiado en el futuro. Tengo ganas de hacer todo lo que se me antoje. Me encanta la idea de sentir nostalgia por estos años, y sentirla desde ya.