¡Gracias!
En esta foto, el חלבה que me regaló Lydia no parece muy apetecible. Pero lo es. Sabe como a mazapán, aunque es más rico y luce como un puñado de hebras de pollo. Qué contento me pone que alguien me dé un regalo, así sin esperarlo. Sobre todo cuando llevo toda la tarde escuchando el 'Popemas' de Nosoträsh y el '4' de La habitación roja; o cuando pienso sin parar en Taxco, Jerusalén y Real del Monte; y en aquellos sábados por la noche, a solas con mi tarot, en Ometusco 18. Pero ahora mismo estoy feliz. Melancólico (más que nostálgico), pero feliz. ¡Es hora de poner a L-Kan en el iTunes, pues!
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