Como una monja (sin acentos)

En el nuevo hospicio hay puras monjas. Todas hablan como monjas, tienen cortes de pelo de monja y se rien como monjas (incluso de mis chistoretes en espanol/ingles/frances). Y, por supuesto, tambien comen como monjas. Nada que ver con el esplendido desayuno del hospicio austriaco; aqui solo hay queso, cafe y cereal. Y de la cena de anoche prefiero no escribir nada, grr. Pero lo peor no es la comida, sino lo frio que es todo el lugar, en especial mi habitacion. Eso sin contar que las oraciones que emiten los altavoces de las mezquitas me despiertan a cada rato. Ni hablar, durante los proximos dias tendre que encontrarle la parte buena a la austeridad de las hermanas de Zion. En realidad, nada es tan malo. Los voluntarios me tratan muy bien, sonrien mas que los austriacos y, ademas, tengo una vista maravillosa desde mi cuarto (la mezquita de la roca, aun con nieve, esta muy cerca). Hoy, entonces, he tenido una manana como de monja: los litostrotos, la iglesia de Santa Anna, el jardin de Getsemani, la tumba de la virgen Maria (una maravillosa iglesia griega) y otros sitios en el monte de los olivos; afuera de la ciudad vieja, cerca de la puerta de San Esteban y del fascinante cementerio judio (el mas viejo y grande del mundo). Tambien estuve en la cueva de Santa Elena, la oportunista madre de Constantino. Ahora, ese sitio es una pequena iglesia copta, con sacerdotes amables. Despues me olvide un momento del cristianismo y camine por las calles del barrio judio en busca de la libreria Moriah. Ahi compre el primer volumen del Talmud, explicado; un curso de hebreo; y un disco doble con musica religiosa. Luego comi, por fin, en el El-A-Elat, el celebre restaurante arabe que esta en Souq Khan Ez-Zeit casi esquina con Via Dolorosa; o sea, en el corazon del barrio musulman y, en realidad, de toda la ciudad vieja. El schwarma no es tan bueno como el que probe el otro dia en un local del barrio judio, pero el servicio es estupendo, y la limonada tambien. Esa es la unica actividad musulmana de hoy, pues como es viernes, se trata de un dia sagrado exclusivamente para ellos (la leccion me quedo muy clara cuando intente acercame a la mezquita de la roca, hace rato). En un par de horas, ire al muro occidental para presenciar la bienvenida del Shabbat, pero no podre tomar fotos porque hoy y manana estan prohibidas. Y en la noche cenare nuevamente en The Armenian Tavern. Manana, por cierto, es mi ultimo dia en Jerusalen. Para ser sincero, tengo muchas ganas de estar en Tel Aviv otra vez; aunque tambien voy a extranar estar aqui, ahora que comienzo a entender la ciudad y los vendedores han dejado de molestarme (casi todos ya me reconocen). Esta manana, dos de ellos me preguntaron lo mismo: "por que esa cara tan triste?". El segundo anadio: "si sonries un poco, la tristeza se va". Chale, yo no estoy triste. Solo tengo mucho frio. Pero esta bien, jerosolimitanos, sonreire.