Miren, este soy yo caminando por la editorial –cabizbajo para no tener que saludar a nadie.
Anden, indíquenme ya el sentido de la vida
Yo sé que la división de la unidad es el origen de la creación. Pero esta escisión ya fue un abuso, me recuerda un poco a la alocada descendencia del Gizmo ese. Anoche, de regreso a la vecindad en la que duermo se me ocurrió la idea de que nada tiene sentido. I mean, nada. Procrear para que el procreado se muera igual que uno no puede tener ningún sentido, en serio, ¿de eso se trata todo? "Tampoco tendría sentido no existir", dice André, lo cual confirma mi pensamiento. Somos una plaga que nadie podrá detener, nadie. Ni Dios, pues Dios se vulgarizó haciéndose carne y esa carne está podrida, multiplicándose sin ningún propósito. ¿Continuar la especie? ¿Para qué? ¿Para que continúe y ya? Bueno, y una vez que continúe, ¿qué? Pienso en los tipos que trabajan en las gasolineras, en mi amigo José, en las furcias que salen en la tele, en el señor panzón de la oficina que le parece sexy a María José, en mis ex compañeros de la secundaria... ¿Para qué vinieron? Ni división ni unidad ni creación. Pamplinas y nada más. Que alguien me invite pronto un Häagen Dazs y me muestre el dichoso hilo negro. Ya verán el buen uso que le voy a encontrar.
Estos son dos pies que fotografié en Berlín con la ayuda de un maravilloso N80 chayotero. Yo sé que no viene al caso con el post, pero es que ya nada tiene sentido, vraiment.
Estos son dos pies que fotografié en Berlín con la ayuda de un maravilloso N80 chayotero. Yo sé que no viene al caso con el post, pero es que ya nada tiene sentido, vraiment.
4.2 megapixeles cada dos horas y en ayunas
Como estoy deprimido, no tengo mucha inspiración. Así que hoy sólo quiero postear unas fotos.
Este es el jefe de mi jefe molestando a mi jefe. Noten el unicel.
Estas son las grietas que miro todas las mañanas mientras espero a la pandilla matutina en la esquina de Ometusco y Alfonso Reyes.
Este es Martí Batres, en el Zócalo, hace un par de domingos. Si yo fuera normal y enteramente mexicano, luciría un poco como él.
Esta es nuestra adorable/adorada diseñadora vestida a la última moda; la suya.
Esta es una acarreada abúlica que ama escribir.
Esta es una textura de piel que de alguna forma resultó útil para las chicas de la revista Ideas.
Este es el jefe de mi jefe molestando a mi jefe. Noten el unicel.
Estas son las grietas que miro todas las mañanas mientras espero a la pandilla matutina en la esquina de Ometusco y Alfonso Reyes.
Este es Martí Batres, en el Zócalo, hace un par de domingos. Si yo fuera normal y enteramente mexicano, luciría un poco como él.
Esta es nuestra adorable/adorada diseñadora vestida a la última moda; la suya.
Esta es una acarreada abúlica que ama escribir.
Esta es una textura de piel que de alguna forma resultó útil para las chicas de la revista Ideas.
A partir del 31 de julio
En mi desesperado camino rumbo a la fama postcondesera, decidí aceptar la invitación para participar en Big Blogger, el primer reality de la blogósfera, jijiji. Voten y todo eso.
Ya lo tengo
Hay algo en la comida de la escotilla que los hace vivir sus issues mentales. ¿A poco no? Yo, por ejemplo, alucinaría con frutas, estrés gratuito y afán de dominio.
¿Soy normal?
Bueno, ya sé que no. El caso es que en el Pacman existen 255 niveles y yo sólo he llegado al seis. ¡Ash!
En 5.1
Gran noticia
Ayer por la tarde, en la fila del súper me enteré de la presentación que hará L-Kan en el Dada X el 26 de agosto. Yeah.
Escucha y ama su canción Yo Ya No.
Escucha y ama su canción Yo Ya No.
Cuatro días
Ella ya no pudo votar
Después de haber estado más de seis horas formado en la casilla especial del Zócalo, me dieron el papelito 122, en orden descendente. Mais ouais!, alcancé boleta, yeah. Conté hacia atrás y llegué a esta mujer, a quien le correspondería el cero. (Al momento de tomarle la foto, la pobrecilla aún no lo sabía.)
6:20
Acabo de escapar de un lugar en el que nadie sabe que el corazón es el rostro. Y, aunque todavía no me hacen nada, continúan vigilándome; percibo a uno de ellos –un anciano– en las escaleras de mi vecindad. En esa casa te engañan para que quieras llevarte sus cosas, creo que le ponen algo al café, tanto al disuelto como al que está en forma de granos por el suelo. Ahí tienen cautivas a muchas personas, pero nadie demuestra ningún interés en salir. La líder es una anciana delgada con la que fui hipócrita para caerle bien. Una vez tuve la oportunidad de regresar a mi cama, pero no la aproveché. De esa forma, logré ganarme su confianza y, de paso, pude conocer el origen de su poder. Ella misma me lo enseñó, a solas: se trataba de un fregadero que a los demás les resultaba hondísimo, pero que yo veía muy normalito. Le llamaban 'alma'. Entonces, decidí huir descendiendo por un pequeño elevador de servicio que parecía microondas. Un par de ocasiones regresé al sueño, pero sentí tanto miedo que no pude controlar nada. Todo parecía estar en orden, como en una sala de espera. Así que desperté, prendí todas las luces del departamento y me puse a escribir esto.