Pepe, mi súper amigo de la infancia, me recogió en Av. Virreyes para ir a su nueva casa, que comenzó a concebirse en los ochenta. Hicimos unos 40 minutos hasta este fraccionamiento de Atizapán de Zaragoza, en el Estado de México. Pasamos un hermoso sábado entre los árboles, los recuerdos y las cartas que le escribí durante mi adolescencia y que aún conserva.
|