Salirme de la Condesa

¿Por qué o para qué? Un tipo le dijo a mi amiga: "Llévate a Jorge Pedro a una cantina de Xochimilco, de esas con piso de tierra, para que por fin salga de la Condesa". Supongo que esta persona querrá dejar claro que él sí conoce el DF, no como yo. Si ese es el caso espero que lo consiga. Tal vez podría colaborar en el radio, escribir en algún medio impreso o tener un blog; en realidad no me extrañaría divisarlo en las cómodas gradas de la crítica pasiva, ahí donde se odia a desconocidos con algún tipo de proyección mediática. Yo me quedo pensando en cuál será el problema que tienen algunas personas con la Condesa. Es una colonia originalmente bella e interesante, pero que se ha puesto vulgar como Parque Delta. Por eso ya no vivo ahí. Sin embargo no creo que ese sea el problema. Detecto en todo caso un enojo típico en México que valdría la pena revisar con el psicoanalista, pero por desgracia las naciones no se acuestan en el diván. Resulta que si eres moreno y vives en la Portales es más fácil que pases por poeta, digamos, en comparación con alguien que nació rubio, estudió en la Ibero y vive en la Condesa. Así se piensa en México. En un país de comprensible acomplejamiento social se entiende que prevalezcan esta clase de prejuicios. Y como la mitad de mis genes son mediterráneos entonces no parece que yo haya ido a cantinas de piso de tierra (¿habré ido?, ¿importa?) y por lo tanto no puedo ser considerado un conocedor de la ciudad. De todas formas esa no es mi intención. El día que yo vaya por la vida como experto en el DF denme un bofetón. A mí sólo me gusta aproximarme con alegría y conciencia a esta capital que es mucho más grande que todas las cantinas juntas, ya no hablemos de los libros que rara vez se leen en aquellas gradas de piso de tierra. Un saludo hasta allá y que Di-s los bendiga.