"Israel es uno de los países más pequeños, con la milésima parte de la población mundial. Fue siempre desértico en la mayor parte de su extensión. No tiene recursos naturales. Está rodeado por un vasto cerco de acoso permanente (...) No obstante se ha convertido en una potencia científica, cultural y económica (...) Pese a la amenaza de sus vecinos la esperanza de vida trepa a los 81 años, muy por arriba de la media mundial de 67 (...) Tiene la mayor cantidad de ingenieros en el mundo, en proporción. Su creación de patentes es asombrosa. (...) Israel ha sido reconocido como uno de los ocho países con capacidad de enviar satélites al espacio. Produce más logros científicos per cápita que cualquier otra nación (...) Es un país más seguro que Suiza. En sus calles el promedio de asesinatos anuales es de 1.8 por cada 100 mil habitantes (en tierras helvéticas la cifra llega a 2.3) (...) Es la única nación en la historia que ha logrado revivir una lengua (...) Israel planta árboles con una obsesión febril. Conmueve observar las alfombras verdes que se dilatan en colinas y planicies que habían carcomido la erosión y el abandono. En muchas partes ahora exiten frondosos bosques y hasta ha comenzado a modificarse el clima. Desde hace décadas es tradición que los homenajes se traduzcan en plantación de árboles y no en monumentos. Israel creó el único sistema colectivista democrático de la historia, por el cual se puede entrar y salir sin restricción alguna: el kibutz (...) La mayor parte de los fundadores del Estado nacieron, vivieron o se formaron en algún kibutz. Casi 93% de los hogares en Israel funcionan con energía solar, es el porcentaje más alto del mundo (...) Es un país sin petróleo (...)"
Fuente: Suli, Mario. Kesher. 15 de mayo de 2010.
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