Bueno, pues Jesús era judío, justo como Maimónides, Carvajal o Netanyahu, pero con la diferencia de que su lengua vernácula era el arameo. Un amigo, el querido padre anglicano Miguel Zavala-Múgica, lo explica en un mensaje que hizo llegar por correo electrónico. Él dice: "Es común decir que los judíos del siglo I E.C. hablaban 'la lengua hebrea', pero en realidad era 'la lengua de los hebreos', que en aquel tiempo era el arameo. Y por el obispo Papías de Hierápolis sabemos que 'Lucas y Mateo escribieron sus evangelios en la lengua de los hebreos'". Asimismo, Miguel cita a Joaquim Jeremias, quien en 1966 publicó en su libro Abbá, el mensaje central del Nuevo Testamento una aproximación al Padre Nuestro original: Aba, itkadash shemaj, tete maljutaj, laman d'limar ha'blan yoma den ushboq lan hobain k'dish b'aqnan l'hayabain. Ulata elinan l'nision. Aquí la traducción: "Papito, santificado sea tu nombre, venga tu reino, nuestro pan para mañana dánoslo hoy y perdona nuestras deudas como nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos dejes caer en la tentación". Bonito, ¿no? Por supuesto, me recuerda al Kadish.
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