Mis dos regalos de Yom Kipur

Llegando al edificio noto que una mujer canta "Yerushalaim Shel Zahav" en la banca de enfrente. Desde el balcón le pido que interprete "Hevenu Shalom Alejem". Así nos conocemos. Además de vivir a tres cuadras de distancia, resulta que ambos pasamos las fiestas mayores en Beth Israel. Afortunadísima coincidencia. Así que anoche, después de cortar el ayuno en el templo, ceno con José y la familia de mi nueva amiga. Durante la sobremesa se revela una hermosa mitzvá: es un deber que la mascota coma antes que uno. Y antier, llegando a Virreyes y Sierra Tarahumara, el taxista se da cuenta de que no llevo corbata. Se detiene, abre la cajuela y me regala una color azul que decido usar a lo largo de Yom Kipur en conmemoración de la tzedaká. Eso y mis Panam negros, que al final no estuvieron nada mal.