Los judíos
Como muchos niños clasemedieros de la colonia Del Valle (bueno, Mixcoac, pero casi es lo mismo), la idea del robachicos y la inversión térmica me mantuvieron encerrado en un departamento durante los años 80. Entonces, comencé a enterarme del mundo a través de la televisión: caricaturas, telenovelas, noticieros y a veces el programa de Anabel Ferreira. De pronto los judíos eran ya una referencia, como el muro de Berlín o el Papa. Cosas que se aprenden frente a un monitor. Una vez le pregunté a alguien quiénes eran los judíos. Contestó que un pueblo sin país, lo cual me impresionó mucho. Más tarde, cuando el robachicos dejó de significar una amenaza, un compañero de la secundaria dijo que yo tenía nariz de judío; recuerdo el coraje y la tristeza que disparó el comentario. Es decir que la idea del antisemitismo habitaba, por ignorancia y desgracia, en mi cabeza. Cosas que se aprenden en Aguascalientes. Luego conocí el Holocausto, Toledo, Polanco y temas por el estilo. Pero yo seguía sin saber quiénes eran los judíos en realidad. No fue sino hasta que me topé con el Templo de Salomón que tomé conciencia de las bendiciones y desventuras que representaba el "pueblo escogido". Y, prácticamente sin darme cuenta, llegaron las clases de hebreo, un viaje a Jerusalén, ciertas averiguaciones familiares, el barrio de Mixcalco, la música sefardí, Beth Israel y varios etcéteras. Hoy tengo una idea más clara de quiénes son los judíos. Cosas que se aprenden en silencio.
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