Sant Jordi

Esta mañana desperté muy contento porque, poco antes de abrir los ojos, estuve soñando que conocía a mi abuelo materno en una ciudad con mar y laguna. Se parecía a mi tío José Ignacio, aunque menos alto y con la personalidad de mi mamá. Era un hombre dulce y súper simpático. Ambos sabíamos que él estaba muerto, así que yo le preguntaba acerca del 'otro mundo'. Me decía que desde allá los difuntos pueden comunicarse con nosotros. Entonces capté que estaba soñando y que de hecho en ese momento estábamos teniendo una comunicación directa. Sentí muchísima alegría. De pronto apareció Christian con una sonrisa contagiosa, sentado y peinado de una manera espectacular. Bromeamos sobre su debut como muerto (a él le resultaba muy divertido que yo le llamara zombi y me decía que ya todo el mundo estaba allá y que sólo faltaba yo) y justo cuando decidía que quería quedarme sonó el despertador y no tuve otro remedio que cortar la transmisión. Por cierto, hoy es mi santo y me encantaría recibir libros y rosas.