Dice mi mamá que aprendí a caminar a los tres años. Y que no dije mi primera palabra, sino hasta esa misma edad. Por otra parte, mis recuerdos más viejos se remontan a cuando yo tenía como siete. O sea que durante mi infancia temprana yo estuve o medio tonto o demasiado consentido. De hecho, por un tiempo mis papás pensaron que yo era sordo porque no respondía a ningún estímulo auditivo, y cuando aprendí a hablar sólo pronunciaba palabras imcompletas. Mi querida hermana Paula les decía que "me devolvieran", pues yo no servía. Total que en 1983 mi mamá estaba tan desesperada que tuvo que regañarme para que yo empezara a caminar. Únicamente así logré levantarme y dar unos cuantos pasos, llorando y "sosteniéndome" del tirante de un overol del que en ocasiones me gustaría sujetarme todavía. ¿Dónde estará ese overol ahora?, ¿dónde?
A veces también me sujeaba de un suéter rojo que aparece en la mayoría de mis fotos de la niñez. Me pregunto si la costumbre de ponerme siempre la misma ropa proviene de ese tiempo. La foto la tomó mi papá en el Desierto de los Leones, qué bonita es.
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