¿Se acuerdan del Hayastán?

Supongo que sí, no ha pasado tanto tiempo. La emoción de visitar ese breve y auto proclamado laboratorio gastronómico era legítima, y eso que sólo habré ido unas cinco veces. La comida me gustaba, y esa facha de garage semi acondicionado me emocionaba un montón; sobre todo después de un par de cervezas Cosaco. Eso sí era underground, con todo y que la palabrita me cae medio gorda. Cómo extraño el Hayastán. Y, sobre todo, aquel tiempo ligero, pero tan lleno de intensidad. Xavier, Dhyana, la calle Regina, La Costa Brava, mi exaltación, la amigdalitis aguda, París, Cotija... Según me han dicho, después pusieron ahí un Starbucks. ¿Será eso verdad, o me lo acabo de inventar yo?