Mi sueño de anoche

Salía muy temprano de mi casa, así que mientras caminaba hacia el trabajo decidía que aún había tiempo para pasar antes a una tienda de discos. Entonces, en lugar de seguirme por Veracruz hasta el metro Chapultepec, me desviaba en Zamora. "¿No le parece que es muy temprano para comprar discos?", me decía la empleada. "Bueno, de hecho no voy a comprar nada, ¡pagan hasta mañana!" Salía de la tienda, en la que veía un DVD nuevo de Depeche Mode a ochentaytantos pesos, y me perdía; ya no encontraba la manera de regresar a la Condesa. El rumbo era horrible: cerca de mí alguien golpeaba a una viejita sin ojos que comía en una fonda, un drogadicto no dejaba de molestarme, y nadie en la calle quería darme indicaciones para salir "a Reforma, Insurgentes, Chapultepec o cualquier avenida importante". El drogadicto me molestaba precisamente por eso de "avenida importante" ("las nuestras son más importantes que las tuyas", me informaba enojadísimo). Después de un rato divisaba una estación de metro, pero yo no tenía ni dos pesos para comprar un boleto. Mi cartera estaba vacía, sin tarjetas ni nada. Me metía por debajo de un torniquete, y una mujer policía me descubría. Desperté, y enseguida pensé: "qué bueno que nada dura para siempre, ¡gracias!".