Mi sueño de anoche

Soñé que estaba soñando, y que durante ese meta-sueño yo descubría el paradero de la Jerusalén celeste. Esto a través de la conciencia, y no de una revelación. Entonces despertaba, y lo anotaba todo en mi libreta de sueños, incluyendo un mapa. Para entrar a dicha ciudad, había que pasar por debajo de un arco; y ahí empezaba un manojo de canalitos, comunicados entre sí de una forma natural. Por ellos fluían impulsos eléctricos capaces de materializar cualquier pensamiento concebible. La Jerusalén celeste era el cerebro humano.