Lo que no me harta
Ayer, mientras Ángel y yo comíamos en nuestro restaurante favorito del momento, un tema pringoso saltó hacia la mesa y se acomodó entre los nabos y la salsa de frijol con mariscos. Desde entonces no logro despegarlo de mi mesa mental. "¿Tú crees que algún día nos cansemos de la comida coreana?". Yo dije que no, que pocas cosas que me gustan me cansan. Y es verdad: ni Depeche Mode ni Astrud ni el blog ni las nueces de la India me han hartado nunca. Tampoco beber Yakults cada mañana, saludar a mis compañeros de oficina todos los días o estudiar idiomas; mucho menos consentir a Fortina. En realidad, me cuesta trabajo pensar en algún hábito o actividad disfrutable que termine fastidiándome. ¿Debo preocuparme, o alegrarme? ¡Más bien dejar de pensar en esto!
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