Estoy súper musculoso
De la mente, por supuesto. He reunido la fuerza y conseguido la habilidad necesarias para pescar con fiereza aquellos pensamientos cuyo propósito es dañarme, y entonces yo los levanto y arrojo muy lejos. Lo mismo con esas palabras necróticas que me lanzan algunas personas que me temen. Comprendo que me ataquen para defenderse a priori, así que no me meto con ellas. Más bien me concentro en su discurso, el cual, una vez aplastado entre mis palmas, queda irreconocible, aun para esta gente que se ríe nerviosa porque se sabe sola. Son seres muy sensibles. Puedo entender que les afecte el abandono porque yo también me he sentido así. Pero gracias al ejercicio, todo eso ha quedado atrás.
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