Hoy huele a norte


Qué oscura foto, hasta parece lomográfica o antigua. Sin embargo, aquella tarde de los 90 fue para mí un evento súper luminoso. Yo soy el de la izquierda, y a mi lado están Julio y Benjamín. La foto la tomó Alejandro. A primera vista, esta fotografía parece evocar alguna experiencia bonita con mis amiguitos de El Encino (no se pierdan la portada del sitio web, en la que los papás entregan a su hijo al vacío social). Y bueno, así fue. Resulta que ese día decidimos subir al punto más alto del estado de Aguascalientes, y eso es justo ahí, en donde nos tomamos la foto. Poco después, Benjamín y Alejandro descendieron a/con/de/en rappel; mientras que Julio y yo, todos miedosos, preferimos hacerlo a pie. Anocheció, nos perdimos y ambos estábamos asustadísimos, en medio de un mar de hojas secas que nos llegaban hasta la cintura. Vimos una víbora, nos resbalamos cuesta bajo varias veces y terminamos más húmedos que un escusado (de hecho, también a eso olíamos). Y sin señal en el celular, por supuesto. Horas más tarde hallamos el camino hacia nuestros compañeros, acampamos y nos mantuvimos despiertos toda la noche a causa de una tormenta inverosímil. De pronto se escucharon pasos alrededor de la tienda de campaña, y un señor dijo: "Huele a norteee". Casi se me sale el corazón. Pero eso no sucedió, hoy mi corazón está en otro lado: en los recuerdos y en los planes. Y hoy me pregunto cómo hacerle para vivir un aquí y un ahora luminosos; a pesar de las víboras, los deslices y la humedad de esta vida que a veces huele a escusado y suele lucir lomográfica y antigua.