¿A dónde se van todas esas personas que uno pierde?

Es como si se murieran. La posibilidad de que nunca más vuelva a verlas, escucharlas o reírme con ellas me resulta súper inquietante; es como pensar en el infinito o en los patriarcas antediluvianos. A veces quisiera ser yo el que desaparezca porque así todo sería más fácil (bueno, en realidad ya lo hago). Esos ensayitos de la muerte no me ponen muy feliz, pero suceden y, a final de cuentas, uno tiene que aprender a vivir. ¿Qué estará haciendo Mirasol en este momento? ¿O mis ex jefes? Me pregunto, asimismo, si Julián será feliz con su esposa, si Leslie seguirá bañándose todos los días con agua fría y si Mónica extrañará trabajar en la universidad. Recordar no me basta, lo que yo deseo es viajar por el tiempo.