Quiero agradecer a los mexicanos que decidieron no ayudarme anoche durante el trayecto de una hora que hice de Alfonso Reyes y Cuernavaca a Ometusco 18. Particularmente a los que intentaron atropellarme con su coche-a-plazos, al señor que me echó de la puerta de su casa, a los locatarios que no me permitieron entrar sus establecimientos y a los taxistas que no quisieron subirme. Gracias por justificar mi odio, espero que sus vecindades (también) se hayan inundado.

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