Take a walk on the inner side (nunca vi Star Wars)
Lo primero que hice esta mañana fue escuchar el disco de Cats. (Incluso canté en la regadera.) Más tarde, rumbo a la oficina, platicaba con la-pandilla-que-me-trae-y-acompaña-a-Santa-Fe acerca del fervoroso interés que padecí de niño con respecto al honrado oficio de ventrilocuo. Mis papás, a petición mía, me habían comprado un libro sobre el tema y, gracias a él, pude practicar y practicar cada weekday afternoon con el deseo de lograr el perfeccionamiento y poder trabajar en fiestas infantiles. Al final no ocurrió nada de eso. Hoy-día, más bien, trabajo en Men's Health y me encanta editar páginas mientras suenan en mi iTunes cositas de Hidrogenesse o Nacho Vegas. En el trabajo, quisiera poder platicar con mi amigo André sobre Star Wars o con Oswaldo acerca de los hábitos recreativos de La Volpe, pero la verdad es que mi interés termina tendiendo hacia otros sitios, más cutres, algo menos colectivos y ciertamente más ociosos. Como esa escena en la que Divine se come las heces de un perrito al final de Pink Flamingos. O esa cervecería en República de Cuba. O esa empolvada pasión mía por convertirme en ventrilocuo. Quizá deba enfrentarla de nuevo. Y, por qué no, dejarme seducir asimismo por el soccer y los cómics. Es gibt immer Zeit.
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