Eres un imbécil
Te odio. Por tu culpa, perdí mis últimos 100 pesos, llegué tarde al trabajo y estuve encerrado en un taxi durante una hora y media. Te pareció sencillo acelerar cuando no era conveniente hacerlo, ¿verdad? No fui el único afectado. Acá en mi oficina, hay un par de editores esperando mis entregas. Allá afuera, puedes contar a cientos de personas que también llegaron retrasados a trabajar. Deseo que tus hijos sean estériles y que nunca aprendan a manejar.
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