When I lived my dream

Los enemigos de los nazis nos disparaban. El mismo Hitler estaba ahí, muerto de miedo. Y luego muerto de verdad. Todos, menos yo, fallecían. Qué susto. Y de pronto, supe que estaba soñando, que era posible tomar riesgos sin sentir miedo, guau. A petición mía, empezaron a dispararme en la garganta, pero yo no moría. Luego, volaba y daba maromas en el aire. Confieso que hacer eso me provocaba vértigo y que, por lo tanto, decidía practicarlo sin demasiada audancia. Volar me asustaba más que morir. Entonces, invitaba al compañero de trabajo número dos y al compañero de trabajo número cuatro para que entraran en mi sueño. And so they did. Los tres comentábamos lo padre que era tomar conciencia de nuestro sueño (en aquel momento, ya era nuestro sueño) y lo enriquecedor que era comprender que soñar concientemente es como estar despierto. Yo despertaba y venía a la oficina en donde seguíamos compartiendo opiniones en torno al sueño. Mi jefe nos interrumpia porque quería proponerme ser el manager de Kabah. Finalmente, desperté y recordé aquel pensamiento que tuve mientras me lavaba las manos en el baño de mi departamento: "esto es como estar despierto, en verdad no existe ninguna diferencia, ¿qué tal si me quedo aquí?".