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Esta mañana fui a un desayuno a L'Alsace y ¿sabes? Se subió conmigo en el elevador Cuauhtemoc Cárdenas, me abrió la puerta del ascensor y me dio los buenos días. Todo un caballero, lástima de perredista y de ser tan feo. De regreso me subí a un taxi. El conductor, todo guarro, me preguntó a dónde iba. Le mostré mi boletito y le dije que al metro Polanco. Durante el trayecto, miraba por el retrovisor y supuse que algo malo pasaría. De pronto me dijo: "¿sabe qué? mejor bájese porque no soy chofer, sino asaltante y si viaja en metro, por algo será, así que deme esa bolsita y me doy por bien servido y ya ni 'pistearé' su bolsa". Así que amargamente le tuve que dar una deliciosa Agua de Rosas de L'Occitane y un par de rosas deshidratadas que pensaba poner en el baño como adorno muy chic. ¡Pinche naco! ¡Olerá a rosas y yo no!
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