Antier sufrí mi primer accidente en Segway
Hugo iba detrás de mí. Por un momento, olvidó la manera de frenar su Segway HT, así que chocó contra el mío, que sí estaba detenido. Caí en plena esquina de Reforma e Insurgentes mientras el aparato perdía el control a 15 kilómetros por hora. La sangre empezó a correr por mis nudillos derechos y la gente no dejaba de observar tan peculiar espectáculo. El Segway se volvió loco, quizá siempre lo estuvo. Era como una podadora arremetiendo, volitiva, contra mí, a casi un año de aquel cruel incidente en la tarja de la cocina. Dos cicatrices en la misma mano, las únicas de mi cuerpo. Bueno, y la circuncisión. Me parece que todas han valido la pena.
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