Astrud
Performance
Astrohúngaro
2004
Nada más escuchar “Masaje”, la canción que abre el último disco de Astrud, para darse cuenta de que nos encontramos frente a un disco mayor en la discografía del dueto más cosmopolita de pop que le ha dado España al mundo. Y es que Manolo y Genís están cada vez más lejos de la horda de imitadores que les sigue y cada vez más cerca de aquellos grandes grupos a los que siempre quisieron parecerse, The Magnetics Fields y Sparks por delante. Performance es uno de esos discos definitivos, por lo menos seis de sus once canciones ya son algunas de las mejores canciones del dueto, y es que Astrud no es un grupo de jingles a diferencia de muchos grupos españoles de electropop, sino de canciones completas y redondas. Ya ni siquiera son un grupo naïf de electropop, sino uno de pop orgánico y visceral más preocupado por el fondo que por la forma. Para ejemplo de aquello basta esa gran canción que abre el disco (“Masaje), una maravilla entre el pop rococó y el pop de autor en donde Manolo se sacude la timidez y exhibe su encantador falsete. También contiene algunas de las letras más inspiradas que convierten a Manolo en el reverso ibérico de Stephen Merritt, si no pongan atención a la letra de “caridad” una frívola mirada del victimario sentimental a la victima (“no quieres volver a verme porque no quiero que estemos juntos, estás siendo egoísta, no has pensado que me quedo solo yo también, si lo ves de esa manera, al dejarte doy lástima, deberías tener caridad”). Ejemplo más claro de su acertada evolución es “he vuelto” aquí parecen Randy Newman embarrados de la mejor canción de autor a golpe de piano y voz o déjense desentumecer por esa enorme partitura que es “me desdigo” un épico y oscuro viaje sobre el arrepentimiento. Con todo, el último disco de Astrud es probablemente un claro ejemplo sobre combinar talento, visión y perseverancia. Discazo.
José Ángel Balmori.
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