Nunca está de más saberlo. Si me muriera uno de estos días, me gustaría que sucediera lo siguiente:
- Que mis papás y hermanos donaran mis libros, ropa y demás pertenencias (un gato, una cafetera, un reproductor de DVDs, una televisión, una cámara digital y dos o tres cosillas más que se me están olvidando) a una casa hogar o a un asilo.
- Que mi familia se reuniera con todos mis familiares (los primos, los tíos, etcétera).
- Que Sonia Ramírez y Margarita Solís se repartieran mis discos.
- Que Lorena Hurtado, Hugo Enríquez y Alejandro Enríquez telefonearan a todos los números que tengo guardados en mi celular (excepto el de Profeco y el de la policía, claro) para avisar que morí.
- Que pusieran "Death's Door" de Depeche Mode, "Quicksand" de David Bowie, "Common People" de Pulp y "I'm Only Sleeping" de los Beatles en mi funeral.
- Que me cremaran. Y que antes revisen bien si de verdad estoy muerto.
- Que Judith Segura, Laura Pardo, Pepe González y Karla Islas hurgaran en mi lap top y decidieran qué vale la pena rescatar y qué no. Y que se rieran mucho durante el proceso.
- Que alguien publicara en un periódico una carta de agradecimiento (de mi parte) a todos los editores, jefes y compañeros de trabajo que he tenido.
- Que esparcieran mis cenizas en el mar Adriático. Ja, ja, ja. No, esto no.
- Que Mónica Zárate organizara una proyección de cine en mi honor con Los muppets conquistan Manhattan y Barry Lyndon. Y que todos lloraran, jo, jo, jo, y que al final, repartieran tacos dorados de pollo y mole de olla.
Y por favor, que el Papa no se muera ese día, opacando mi muerte.
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