¿Un complot extraterrestre en la ciudad de México?

1. Las escaleras eléctricas del metro.

Metro Auditorio. Ocho de la mañana con veinticuatro minutos. Hordas de oficinistas galopantes son expulsados de los vagones del tren mientras se preocupan sudorosos por el santo bono de puntualidad que les permite meterle crédito a su Unefón, mes con mes. Todos tienen un montón de prisa, PERO DE VERDAD UN MONTÓN DE PRISA. Eso puede verse. Y olerse.

No obstante, apenas han llegado a las interminables escaleras eléctricas, el tiempo parece detenerse. Al menos para las dos personas que se encuentran hasta adelante obstruyendo el paso, tan campantes. ¿Acaso a ese par de mequetrefes no les alcanza el cerebelo como para CAPTAR que atrás de ellos hay un mogollón de personas intentando llegar temprano a sus oscuros y solitarios lugares de trabajo? Encima se dan el lujo de voltear hacia atrás, para abajo, y apoyarse en el pasamanos mientras silban alguna melodía improvisada. Infames.

¿Lo hacen a propósito o ni siquiera se dan cuenta? Tal parece que esos pillos que congestionan las escaleras eléctricas del metro son extraterrestres rosacruces contratados por algún grupo templarista cuya intención es eliminar el concepto de puntualidad del top of mind del mexicano promedio. Señores, dense cuenta de que su esfuerzo es infértil, ocioso. DE TODOS MODOS NADIE LLEGA TEMPRANO A NINGÚN LADO. NO HACE FALTA QUE HAGAN ESTAS COSAS. Dixit.

Próximas entregas: las tarifas de los taxis durante la madrugada, las remodelaciones en Reforma, las paradas de los micros, los Chupacabras del metro Coyoacán, los locutores de Universal Stereo y mucho MUCHO MÁS. ¿Alguna sugerencia?