Hoy soy como esos blogueros que ventilan sus miserias en posts mal escritos

Desperté a causa de una pesadilla, por haber cenado mucho y tarde. Y por no atreverme a pisarle la cola a esa criatura indomable que pretende dominarlo todo: los tiempos, los planes, las presencias y aun los imprevistos. Casi siempre se trata de lo mismo: llegar tarde, no resolver pendientes o que alguien se meta a la casa. Cinco y media. Prendo la tele y está el doctor Simi. Me da coraje que nadie se dé cuenta de nada. Sucede que desde ayer me encuentro algo desencantado de mi país. Al igual que en mi último sueño, ¿será necesario que ocurra algo terrible para que todos despertemos de pronto? Ahora escucho a Felipe presidente que dice: "la violencia nunca podrá estar por encima de las ideas". ¿A qué se referirá con 'violencia', 'nunca', 'por encima' y 'las ideas'? ¿Con qué soñará él? ¿Se dará cuenta de algo? Hoy no soporto el discurso vulgar de los reporteros. Esto que escribo me agobia: voy a llegar tarde. Y hay tanto por resolver. Y no tengo dinero. Y no dejo de quejarme. Y no sé cómo voy a llegar a la oficina. Y el departamento está repleto de pelos de Fortina. Y blogger anda fallando. Y se me siguen ocurriendo ideas para este post, no puedo abandonarlo. Y, sin embargo, está quedándome re malo, lleno de 'y'. Recuerdo más pendientes, y momentos de inseguridad y complacencia. El Kybalión me dice que cambie mi vibración, pero ¿cómo le hago? Soy como los gays, los locos o los artistas: obtuso y abierto, concentrado y continuo; lleno de conflictos bobos. Pero soy el que soy. ¿En qué debo trabajar, entonces? Estoy demasiado conciente de mí mismo, aunque no lo suficiente.