Álvaro Obregón e Insurgentes. Mientras esquivamos un par de taxis, rastreando el coche de Hugo, no puedo imaginar que 13 ó 14 horas más tarde, estaré tan relajado as can be, escuchando el Black Celebration una y otra vez, con la misma playera negra y sin mis lentes. Bueno, lo de los lentes sí puedo imaginarlo: me di cuenta de que los había perdido justo después de bajar del escenario. "¡Regresa, Danesa, ya tengo 33!" Sin embargo, algunos segundos después me encontré un estéreo para coche que obsequiaré mañana. (Primero, el celular, después los lentes, ¿qué sigue?, ¿el miedo?) Esta tarde caminaré por Ámsterdam, me sentaré en el suelo, iré a un ensayo y luego, a solas, comeré nueces, subiré las fotos al blog y seguiré releyendo, en mi lagrimosa imaginación, esos reveladores 11 lunares (sin contar los animal eyes). "Oh, God, it's raining and I'm not containing my pleasure at being so wet."
No sé por qué, si estoy tan contento, tengo tantas ganas de llorar.
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