Yo sigo sin cruzar al otro lado, en donde todos tienen una estrategia y su papel bien definido. No acostumbro caber ahí. Prefiero quemar mis cartuchos en algún otro sitio, en el que aprenda a regresar y a expandirme, y no a subir, como he estado intentando en esta tierra de minúsculas. No puedo evitar sentirme triste.