You got to fight for your right... to die



Exceptuando algunos momentos innecesariamente cursis, el guión de Mar Adentro funciona de manera estupenda. La caracterización de Javier Bardem es tan verosímil como los giros que con lentitud confeccionan nuestros días. Además, el dominio que tiene Alejandro Amenábar (Abre los ojos, The others) sobre el lenguaje cinematográfico es admirable y disfrutable. Un carácter consecuente, una actitud de tesón y una cosmogonía más allá de lo moral son tres aspectos que uno aprehende del personaje de Ramón Sampedro, un tetrapléjico que lleva 28 años buscando que alguien lo ayude a morir. Esta historia, basada en sucesos reales, es capaz de mostrar los detalles más representativos del estilo del director chileno-español, como la muerte, la enfermedad, el miedo y los callejones sin salida, al tiempo que lanza una estocada contundente a los grupos ultra conservadores. Lo anterior, aderezado por hondos parlamentos alrededor del tabú de tabúes y actuaciones convincentes (destacan Tamar Novas y Lola Dueñas). Si vas al cine con alguien que no llore en la escena en la que la familia de Ramón se despide de él, entonces puedes tener la certeza de que esa persona no vale la pena. Corta toda comunicación con ella. Pero que antes invite la cena.