25 años. Más o menos, eso era lo que vivía la gente en la edad de piedra. ¿Cuántos cuartos de siglo realmente vive uno? Como persona joven, quiero decir. ¿Uno? Si acaso dos. Hoy comienzo el primero y me doy cuenta de que los años que he vivido so far representan una suerte de entrenamiento para lo que será el verdadero quarter de la vida. A hacer dinero, a pisar más fuerte para que las huellas se noten más y por más tiempo, a estar muy contento y a ayudar a los demás. Un globo, un post it, una llamada. Un abrazo, una cachucha, un e-mail. Muchas gracias, de verdad.
"¡Por Bafomet! Los paparazzi no me dejan tranquilo ni siquiera cuando me devoro mi pastel de cumpleaños en la oficina".

|