Pet Shop Boys en México

Me divertí bastante, pero deseo ser sensato: el concierto que ofrecieron ayer los Pet Shop Boys bien podría describirse con la ayuda de epítetos como estándar o regular: una hora con veinte minutos de éxitos, un encore de apenas tres rolas y un grupo abridor re mediocre. Con Moenia, nunca tuve claro si el público exclamaba o reclamaba, especialmente cuando tocaron eso de milcampanassuenanenmicorazón o cuando el cantate gritaba con orgullo: "así es el synth pop hecho en México, yeah". Un bodrio. Belinda hubiera prendido más, me cae.

Quiero que esta reseña sea tan flat y colorida como el ambiente que prevaleció anoche en el Palacio de los Deportes, así que diré que odié que cerraran con "It's A Sin" (¿sabían que existe un cóver de Lucerito llamado "Hojas Secas"?), pero amé que abrieran con "Rent / Flamboyant". Odié que tocaran "Sexy Northener", pero amé la versión de "Love Comes Quickly". Y finalmente, odié haber ido solo, pero amé que al lado de mí estuviera un pintoresco fan from hell ("¡y fuimos a recibirlos al aeropuerto y le toqué la espalda a Chris!"), de/con quien me reí mucho. ¿Mis momentos favoritos? "Where The Streets Have No Name", "Suburbia" y haber visto a Raquel. Me la pasé bien.


Auch, desde que salí del aeropuerto no deja de dolerme la espalda.