In between songs



Pues bueno, me vi obligado a obsequiar ese boleto que me sobraba. Se lo di a una pubertela que solitaria se empapaba en la entrada del Palacio de los deportes. Creo que fui un ángel para ella, y en realidad ya lo soy para muchas otras personas, il faut dire. Igual de solo y de húmedo entré yo, galopando from charco to charco, y lo primero que hice fue comprarme un par de Coronas que me ayudaron a olvidar con velocidad la engorrosísima lentitud de la línea tres del metro. Así pues, me instalé en mi palco y la verdá es que el lugar que me tocó no estaba nada mal, además de que tuve el gusto de toparme con alguien que también iba solo y que resultó ser el baterista de Consumatum Est, je. Chistosón, ¿no? Y justo cuando yo empezaba con mi conocida cátedra sobre por qué los Beatles son más lindos que King Crimson, se apagaron las luces y uta con el griterío. "Lost", aghgh, recontra-aghagh. No pude controlarme: prendí mi celular y le marqué a Margarita para que escuchara por lo menos unos segunditos del concierto de Dequiur.

Tres horas, de las cuales, varios minutos se volvieron un tanto tediosos, densos, por lo que aproveché para regresar a la barra y pedir, en medio de algunos Roberts Smiths región cuatro y seis, otro par de claras. Casi todos los jits fueron interpretados a lo largo de la primera mitad del recital, ya saben, "Fascination Street", "Lullaby" et al. Y ahora que menciono los jits, recuerdo que al final de "Pictures Of You" (aquí también le llamé a Margarita, quien no pudo venir al De Efe por falta de dinero), se acercó a mí un señor vestido de negro, muy chicho él con su linterna y su playera de OCESA, para pedirme que lo acompañara. Obendiente, fui. Y vi. Y vencí, pues resulta que me había metido al palco equivocado y que mi lugar era uno mejor, más adelante. Yo estaba feliz-feliz en mi nueva condición de ganar-ganar. Si quisiera ser muy franco, reconocería que con "A Night Like This" salieron de mí algunas lagrimitas, pero jamás tendría la humildad para aceptarlo, así que no lo haré. No aquí. Mientras me preguntaba si la gente @ Sónika le habría regalado a R. Smith en la rueda de prensa algún ejemplar de aquel número donde juzgo solazmente la discografía de The Cure, iniciaron los acordes de "The Promise", una de las mejor ejecutadas de la noche. Pero también una de las más clavadas.

La banda de Robert Smith no tocó "Love Song" ni "Close To Me" ni "The 13th" ni "Mint Car" ni "Catch", grr, pero in the other hand, sí osaron cerrar el concierto con "The Love Cats", "Boys Don't Cry" y "Going Nowhere". Fui muy feliz. Tanto que terminé manifestando mi euforia a través de mi Alcatel plateado. Fui movido por un entusiasmo que asimismo me forzó a comprar un bootleg pirata a la salida del Palacete ese. Ah, qué feliz he sido. Bonito concierto, bonito fin de semana y bonita mi vida. Gracias a The Cure y a la gente que durante mi prepa me inyectó el gusto por esta banda. Y por The Kinks. Y respecto a los que no fueron... señor, perdónalos, no saben lo que hacen, consumatum est.

Epílogo

La verdad es que sí intenté revender el boleto que me sobraba, pero no se lo digan a nadie. Me le acerqué a un señor de aspecto sospechoso y le dije que me diera "mil varos, ya, en chinga". Y el muy sabio replicó: "oye, chino, si el revendedor soy yo, no tú" y se largó. Pf, imbécil.



- Oye, Robert.
- Dígame, licenciado.
- Licenciado.
- Gracias, muchas gracias.
- No hay de queso, nomás de papa.