El sacerdote: démonos fraternalmente el saludo de la paz.
Mi tía: ay, Jorge, qué asco me da tener que darle la mano a toda esta gente, ¿qué tal que no se las lavan?
Yo: lo mismo digo yo de la comunión. El padre, cuando da las hostias, no se pone guantes ni nada.
Mi tía: brr.
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