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Cuatro vasos de cerveza en el Pata Negra bastaron para apaciguar mis nervios. La verdad es que desde que llegué a la peluquería empecé a sentirme inquieto, no sé si lo habrá notado mientras realizábamos ese trayecto inconciente por Gabriel Mancera.

Desde el jueves, yo había estado teniendo unos días harto pesados, con un indecente altero de encargos, una renuncia en puerta y un cúmulo infame de estrés y desvelo. Pero todo eso dejó de existir al menos por espacio de tres horas, durante las cuales logré entusiasmarme con escuchar y mirar, y al final, una adolescente con boina que ya había visto en el lavabo, se acercó hacia nosotros con un dibujo en un cartón que contenía una nariz exagerada y una especie de anunciación angelical. Aunque, si quiero ser justo, debo decir que el verdadero arcángel de toda esta historia se llama Judith (pronúnciese judit y no yudit).

Joven a los 36.

Dormí muy mal y no obstante puedo sentir paz en mi estómago y en mis ojos. Y una emoción que se parece más a la que se sufre en la nochebuena que a la que se disfruta en la nochevieja. Y no, a mí nadie me ha regalado ni una Cherokee ni tampoco podría comprar una. La línea tres, por más fea que resulte, me ha funcionado de maravilla.

Benditos San Pedro y San Pablo.
No alarms and no surprises

¿Recuerdan lo que estaba escrito aquí? Olvídenlo.
El lacero apestad y el bribón

La marcha fue más bien una mancha. De personas, de perritos y pancartas. Cientos de miles de manos (y patitas) impregnaron de sonido y trepidación las esculturas de piedra y hierro de la zona rosa, la colonia Juárez, la setenterísima San Rafael, la Alameda Central y la calle de Madero. A todas les tocó sentir los aplausos y las exclamaciones de una sociedad tecnicólor, deprimida y divertida a ultranza, de la cual formo parte, de la cual no logro escaparme. Las trece horas me pescaron afuera del edificio de la Lotería Nacional, donde a pesar del tiempo que llevaba sin dormir ni comer, entoné el himno como nunca. Sucio, canté mirando hacia el monumento a la Revolución y con la mente entre los restos del precopeo de la noche anterior. ¿Alguna vez han deseado que el tiempo regrese únicamente para llegar al presente y recordar el doble, malgré tout?
Interesante

Miren lo que me mandó mi amiga Raquel esta mañana. Al parecer, lo tomó del web de la BBC.

La palabra más difícil de traducir en el mundo es "ilunga", del idioma tshiluba, que se habla en la región suroriental de la República Democrática del Congo. Ocupó el número uno en una lista compilada por mil lingüistas. "Ilunga" significa "una persona que está dispuesta a perdonar cualquier abuso la primera vez, a tolerarlo la segunda, pero nunca la tercera".

En segundo lugar quedó "shlimazl", que quiere decir "una persona que tiene una mala suerte crónica" en yiddish, el idioma que hablan muchos judíos en Europa y Estados Unidos. La tercera palabra más difícil fue "Naa", que se utiliza en la región de Kansai, en Japón, para dar énfasis a afirmaciones o expresar que se está de acuerdo con alguien.

La pesadilla personal de Jurga Zilinskiene, directora de la empresa que realizó la encuesta, es "googly", un término usado en el juego de críquet para indicar "una pelota que se lanza como si fuera hacia el campo opuesto al bateador, pero realmente va hacia la parte del campo a su espalda". Mucha gente cree que, de todas maneras, el críquet es incomprensible. Naa.
Vamos Marta

A continuación, una paráfrasis de lo que vi esta mañana en En Contraste.

Loret de Mola: ¿por qué en las finanzas de la fundación aparecen tres millones de pesos en... joyería?

Directora de Vamos México: no se gastaron en joyería, sino en plumas. Pero como eran Mont Blanc, se facturaron como joyas.

Loret de Mola: ¿y para qué querían ustedes unas plumas tan caras?

Directora de Vamos México: bueno, eso lo compramos para una rifa VIP que se iba a realizar en 2002.

Loret de Mola: o sea que esas plumas no se han rifado y siguen en el almacén de la fundación acumulando polvo.

Directora de Vamos México: bueno, en agosto las vamos a rifar.

Loret de Mola: hemos encontrado que durante 2002 se invirtieron millones de pesos en eventos y no se recaudó nada. ¿Cómo puede explicarnos eso?

Directora de Vamos México: eso no me corresponde a mí, eso es de otro departamento.

Loret de Mola: ¡pero usted es la directora!

Directora de Vamos México: sí, pero en 2002 no lo era.

Loret de Mola: después de evidenciar tantos descuidos, ¿cómo pueden ustedes esperar que la gente confíe tranquilamente en ustedes?

Directora de Vamos México: la ciudadanía debe tener fe.

Loret de Mola: ¿un acto de fe para confiar en las finanzas de Vamos México?

Directora de Vamos México: así es.

En ese momento de la entrevista tuve que apagar la televisión para venirme corriendo al trabajo, al que por cierto llegué tres minutos tarde. Pero valió la pena, ¿o no? Dejen sus comentarios.
Foxy

Adivinen a quién se le ocurrieron las siguientes ideas.

- Eliminar al México Prehispánico de las clases de historia de las secundarias.

- Incluir a Fox en las mismas.

- Reducir las horas clase en secundaria.

- Ya no enseñar a leer a los niños en pre primaria, sino hasta primero de primaria.

No, no fue Martha, ella está muy ocupada proyectando un complot contra Lucía Méndez, Loret de Mola y Kahwagi.
Skttrbrain

Yo: quiero tener una de esas cámaras todas buenas y caras, pero al mismo tiempo no quiero gastar más de tres mil pesos en una. ¡Agh! Odio sentirme mal por no poder tener LO QUE DESEO.

Carlos David: no te sientas mal, pues LO QUE DESEAS ni siquiera existe.
El pebetero asesino

Yo: ¿quéee? ¿Guadalupe Loaeza corriendo con la antorcha olímpica por las calles de la ciudad de México? Chale, me urge ser famoso.

Interlocutor anónimo: Es bonito ver la llama olímpica, no puedes negarlo.

Yo: bueno sí, pero no me gusta cuando prenden la fogata esa que tienen en el estadio, con todo y palomas de la paz ahí. ¿Te has fijado que se mueren rostizadas? ¡Y son las palomas DE LA PAZ!

Interlocutor anónimo: chale, te urge ser famoso.
Lost and found

Mi tía: fíjate. La verdad yo sí soy muy católica y todo, pero a veces no me creo las historias que te cuentan en la iglesia, por ejemplo eso de que María Magdalena le lavó los pies a Jesús con sus lágrimas, qué tontería, ¿no?

Yo: sí, de hecho, esas historias onda la mulata de Córdoba nadie se las traga ya.

Mi tía: o por ejemplo eso de cuando Jesús se perdió en el templo y lo encontraron dando un sermón. Imagínate a un niño rodeado de árabes, ay, qué peligroso.

Yo: y lo peor es que cuando la virgen y San José lo encontraron, él les reclamó que por qué iban a buscarlo, si él estaba haciendo la voluntad de su padre.

Mi tía: sí, qué niño más impertinente.
Y aún hay más

3. La misteriosa condición de los taxímetros durante la madrugada.

Yo tenía pocos días viviendo en la ciudad de México. Era inocente. Y por lo tanto, infeliz. Dos de la mañana, Isabel la Católica (no me pregunten qué hacía ahí, ni yo mismo lo recuerdo).

- Lo que pasa es que a esta hora no usamos el taxímetro, chino.

- ¿Mh? ¿Y por qué no?

- Porque no hace falta.

- Órale. ¿Y cuánto me cobra de aquí a los viveros de Coyoacán?

- 200 pesos.

- ¡Pf! Es mucho, ¿no?

- Bueno, 120.

Ese miedo criminal hacia la criminalidad chilanga no tiene explicación. Ni vergüenza. Ni tampoco un origen terrestre, desde luego.

- Oiga, ¿y por qué conduce como aprisionado en esa cabinita de vinil?

- Para evitar asaltos. La ciudad está llena de criminales, ya sabe.

- ¿Criminales? Justo como usted, mi amigo.

- Tranquilo, chino, tranquilo.

- De verdad, amigo, lo digo de neta, USTED ES UN CRIMINAL, así que no se queje.

Media hora más tarde:

- Qué buena platiquita nos aventamos, eh, chino. Da gusto conocer a gente honrada como tú. Son 120 pesos.

- Tome. Pues sí, pero usted sigue siendo un criminal. Y por favor, deje de tutearme. Eso sólo puede hacerlo la gente honesta. NO USTED.

Arrancón. Tubo de escape. Contaminación. Ciudad.
Olvido.

¿Por qué nadie hace nada para que los taxistas usen el dichoso taxímetro durante la noche? Conspiradores extraterrestres: sus contradicciones no nos volverán locos. Tan sólo más mordaces. Y en definitiva, más astutos.

Pero ustedes, ¿qué piensan, afables lectores?
Más sobre el complot extraterrestre de la ciudad de México

2. Los Chupacabras del metro Coyoacán.

La ciudad está invadida por una cáustica sustancia llamada Tenochtinol. Se le puede encontrar mayormente en charcos oscuros, malolientes y sabrá San Charbel qué tan profundos. La esquina que hacen avenida Universidad y Real de Mayorazgo no es la excepción, desde luego. A través del reflejo de esas manchas ácidas es posible distinguir, lánguido, el logotipo del Palacio de Hierro. Incluso a las cuatro de la mañana, cuando miríadas de simpáticos jovencillos y jovencillas de la colonia Del Valle, Coyoacán y alrededores nos reunimos para celebrar el sacrosanto ritual del CHUPACABRAS.

Quesque más de doscientas especias conforman la receta secreta. Publicidad o realidad, qué más da. Las muertas de Juárez podrían formar parte de esa salsa, poco importa. De lo que se trata es de comer, tragar, embutir, zampar. No importa que los platos se "laven" en una cubeta con agua negra (yo mismo he visto cómo lo hacen, ni siquiera se toman la molestia de ocultarlo). Y cuando digo negra, I mean NEGRA. Como el alma de Betty Monroe.

He llegado a pensar que el contenido de esa cubeta es el mismísimo TENOCHTINOL. Tan salado él.

Que alguien intente explicar la inmunidad gástrica que hemos adquirido los chupacabreros, que alguien estudie esos charcos y que por favor alguien me desmienta si afirmo que Don Chupacabra es un... sí, señor, un EXTRATERRESTRE ROSACRUZ DE PERFIL TEMPLARISTA CON INTENCIONES CONSPIRATORIAS. Unas palabras para usted, don: no conseguirá envenenarnos, sino todo lo contrario, sólo ha logrado reforzar nuestras defensas. Porque yo sé que su cometido es dañarnos. De lo contrario, ¿cómo es posible que no le preocupe que tantos y tantos estafadores le paguemos sólo dos cuando en realidad nos hemos metido cuatro chupas? Porque de que se da cuenta, se da cuenta.
¿Un complot extraterrestre en la ciudad de México?

1. Las escaleras eléctricas del metro.

Metro Auditorio. Ocho de la mañana con veinticuatro minutos. Hordas de oficinistas galopantes son expulsados de los vagones del tren mientras se preocupan sudorosos por el santo bono de puntualidad que les permite meterle crédito a su Unefón, mes con mes. Todos tienen un montón de prisa, PERO DE VERDAD UN MONTÓN DE PRISA. Eso puede verse. Y olerse.

No obstante, apenas han llegado a las interminables escaleras eléctricas, el tiempo parece detenerse. Al menos para las dos personas que se encuentran hasta adelante obstruyendo el paso, tan campantes. ¿Acaso a ese par de mequetrefes no les alcanza el cerebelo como para CAPTAR que atrás de ellos hay un mogollón de personas intentando llegar temprano a sus oscuros y solitarios lugares de trabajo? Encima se dan el lujo de voltear hacia atrás, para abajo, y apoyarse en el pasamanos mientras silban alguna melodía improvisada. Infames.

¿Lo hacen a propósito o ni siquiera se dan cuenta? Tal parece que esos pillos que congestionan las escaleras eléctricas del metro son extraterrestres rosacruces contratados por algún grupo templarista cuya intención es eliminar el concepto de puntualidad del top of mind del mexicano promedio. Señores, dense cuenta de que su esfuerzo es infértil, ocioso. DE TODOS MODOS NADIE LLEGA TEMPRANO A NINGÚN LADO. NO HACE FALTA QUE HAGAN ESTAS COSAS. Dixit.

Próximas entregas: las tarifas de los taxis durante la madrugada, las remodelaciones en Reforma, las paradas de los micros, los Chupacabras del metro Coyoacán, los locutores de Universal Stereo y mucho MUCHO MÁS. ¿Alguna sugerencia?
Tongue-in-cheek

Mi tía: esa señora tiene cara de periquito mojado.

Yo: más bien como de garbanzo con elefantiasis, ¿no?

Mi tía: ja, ja, y además mira cómo se pinta la cara, parece prostituta.

Yo: oye, tía, ¿te das cuenta de que somos capaces de destrozarle la vida a una mujer con tan sólo tres frases?

Tía: por eso me gusta ver la tele, porque puedes criticar a la gente sin sufrir las consecuencias. Puedes descargar toda tu amargura y así
ser prudente con los demás en la vida real.

Yo: qué bien.
Poniendo a Cupido al día y a la vanguardia

Un cotidiano cóctel cerebral, causado por un aumento de dopamina, norepinefrina, vasopresina, cerveza oscura, oxitocina y feniletilamina. Ah, y también por una ladina disminución de serotonina y testosterona.