Ayer fui a ver a Jaime Maussan
Estaba sentado a pocos metros de la araña que engalana el teatro donde hace 89 años se firmó la Convención Revolucionaria de este país. Hacía calor y me daba vergüenza que alguien me reconociera (aunque supongo que era difícil ser visto en la parte más alta del edificio). Ya habían sido anunciadas las dos primeras llamadas, y en la pantalla del escenario se proyectaba el videoclip de Men In Black, je. Pocos minutos más tarde, Jaime Maussan aparecía, con un saco morado, anunciando vehemente el contenido de su conferencia. Todos aplaudimos.
120 pesos costaba el boleto más barato, pero yo no tuve que desembolsar excepto lo necesario para comprar un refresco, pues fui merecedor de una cortesía para asistir a tan exitoso evento. ¿Cómo iba a desperdiciar semejante oportunidad? En todo caso, a caballo regalado, no se le ve el dentado, dicen. Fui, vi y me aburrí. Confieso la curiosidad que el acontecimiento me provocó en un principio, pero eventualmente me di cuenta que lo que sentía era más bien morbo. Por la gente interesada en el espectáculo, y no tanto por el predecible contenido de la charla.
"No tienen que creer en esto, pero sí tomarlo en cuenta" concluía el autor de www.losovnis.tv luego de anunciar la fecha del fin del mundo (12/12/03), deducida a partir de unos caracteres en hebreo antiguo que aparecieron en las faldas del Ixtazíhuatl (o como se escriba). Después, mostró evidencias de la naturaleza extraterrestre de los "agrogramas", y hasta tradujo un mensaje codificado en un lenguaje del espacio. Estuve "hasta el copetillo", como dice mi mamá, cuando ese tipo sin gusto para vestir exhibió imágenes de extraterrestres grabados en video. El señor Maussan terminó su conferencia, más cansado que yo —se le veía— con la frase "Gloria a Dios en las alturas, y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad". Zzz.
¿Por qué toda esa gente atribuye un origen extraterrestre a fenómenos que ellosno pueden explicar? ¿Por qué tuvo que ser un marcianito antenudo quien diseño esas figuras en la campiña inglesa, y no un mortal ordinario, poseedor de una técnica desconocida por la mayoría? En fin.
Ziggy played guitaaar
Cuando alguien se acerca a un cliché, existen dos opciones: que al autor no contemple lo desgastado del tema, o bien, que su conciencia lo lleve a comenzar la aproximación con una excusa. Los lugares comunes pueden llegar a ser adorables y no hay por qué temerles. Vivimos un tiempo en el que la posmodernidad tiene cara de repetición histórica, y en el cual las repeticiones históricas resultan familiares: pongamos de moda los clichés. ¿Habrá algún mejor inicio que David Bowie?
The rise and fall of Ziggy Stardust and The Spiders from Mars.
David Bowie.
1972, EMI.
David Robert Hayward Jones pronto se dio cuenta de lo vulgar de su nombre y de su barrio natal. Entonces, se mudó al centro de Londres y cambió su apellido a Bowie. Un lustro más tarde, decidió transformarse en un reptil tan extraterrestre como bisexual, dispuesto a salvar el mundo por medio del rock, una voz gangosa (que todavía es bastante emulada) y el suicidio. 1972 no fue la única vez que el maese de Brixton alteró su identidad, sino que continuó haciéndolo durante el resto de la década, a veces motivado por la locura, otras por la cocaína, y algunas por el ingenio. Mientras todo aquello sucedía, yo ni siquiera había nacido, y todavía me sorprende que algunas personas terminen salvando el mundo berreando frases como my brain hurts a lot, mientras que muchos de nosotros terminamos fotocopiando documentos para un jefe que no sabe nuestro nombre.
David Bowie optó por lo primero, y en ese sentido, el Ziggy Stardust es una importante apología del rock como forma de vida. Hay una canción en este disco, llamada “Star”, que habla sobre la decisión de convertirse en una estrella de rock como alternativa a la guerra o al desempleo. El rock podía ser también una opción… Heddon Street fue el escenario ideal para maquinar una de las portadas más memorables; la calle, por supuesto, todavía existe, y un servidor tuvo la fortuna de hacerse un retrato en el mismo lugar, luego de haber ahorrado durante meses el dinero que obtenía por fotocopiar documentos (mi jefa sí conoce mi nombre, de eso no me quejo).
Este disco es redondo, entretenido, enfermizo y pegajoso. ¿Podemos decir más? Sí. Es, además, una placa infinitamente influyente, y me parece ocioso argumentar por qué. La labor setentera de Bowie se asemeja a la de aquellos operarios invisibles, referidos por los masones cuando relatan la historia del Templo de Salomón y la reina de Saba. Pero lo más importante del Ziggy Stardust no está sólo en su música, sino también en su discurso: la vida no tiene por qué transcurrir convencionalmente, sino que teñirse el pelo y tocar la guitarra con los dientes también es una alternativa posible y real. Rebeldía pura, yeah.
Cuando alguien se acerca a un cliché, existen dos opciones: que al autor no contemple lo desgastado del tema, o bien, que su conciencia lo lleve a comenzar la aproximación con una excusa. Los lugares comunes pueden llegar a ser adorables y no hay por qué temerles. Vivimos un tiempo en el que la posmodernidad tiene cara de repetición histórica, y en el cual las repeticiones históricas resultan familiares: pongamos de moda los clichés. ¿Habrá algún mejor inicio que David Bowie?
The rise and fall of Ziggy Stardust and The Spiders from Mars.
David Bowie.
1972, EMI.
David Robert Hayward Jones pronto se dio cuenta de lo vulgar de su nombre y de su barrio natal. Entonces, se mudó al centro de Londres y cambió su apellido a Bowie. Un lustro más tarde, decidió transformarse en un reptil tan extraterrestre como bisexual, dispuesto a salvar el mundo por medio del rock, una voz gangosa (que todavía es bastante emulada) y el suicidio. 1972 no fue la única vez que el maese de Brixton alteró su identidad, sino que continuó haciéndolo durante el resto de la década, a veces motivado por la locura, otras por la cocaína, y algunas por el ingenio. Mientras todo aquello sucedía, yo ni siquiera había nacido, y todavía me sorprende que algunas personas terminen salvando el mundo berreando frases como my brain hurts a lot, mientras que muchos de nosotros terminamos fotocopiando documentos para un jefe que no sabe nuestro nombre.
David Bowie optó por lo primero, y en ese sentido, el Ziggy Stardust es una importante apología del rock como forma de vida. Hay una canción en este disco, llamada “Star”, que habla sobre la decisión de convertirse en una estrella de rock como alternativa a la guerra o al desempleo. El rock podía ser también una opción… Heddon Street fue el escenario ideal para maquinar una de las portadas más memorables; la calle, por supuesto, todavía existe, y un servidor tuvo la fortuna de hacerse un retrato en el mismo lugar, luego de haber ahorrado durante meses el dinero que obtenía por fotocopiar documentos (mi jefa sí conoce mi nombre, de eso no me quejo).
Este disco es redondo, entretenido, enfermizo y pegajoso. ¿Podemos decir más? Sí. Es, además, una placa infinitamente influyente, y me parece ocioso argumentar por qué. La labor setentera de Bowie se asemeja a la de aquellos operarios invisibles, referidos por los masones cuando relatan la historia del Templo de Salomón y la reina de Saba. Pero lo más importante del Ziggy Stardust no está sólo en su música, sino también en su discurso: la vida no tiene por qué transcurrir convencionalmente, sino que teñirse el pelo y tocar la guitarra con los dientes también es una alternativa posible y real. Rebeldía pura, yeah.
La burla y lo políticamente correcto
Every man is important if he loses his life;
and every man is funny if he loses his hat and has to run after it. G. K. Chesterton.
Jesús lloró, sudó sangre y hasta pateó mercaderes, pero la tradición católica, a través de sus evangelios sinópticos, establece que jamás rió. Umberto Eco utiliza lo anterior como uno de los ganchos argumentales de Il nome della rosa, en cuya lectura todos sonreímos cuando Jorge de Burgos, ciego y asesino, aduce que reírse es malo pues “sacude el cuerpo, deforma los rasgos de la cara y hace que el hombre parezca un mono”. Esta concepción de que el nazareno nunca rió comenzó en la mal llamada edad media, cuando San Crisóstomo y San Benito se obsesionaron con la idea y la incluyeron en sus reglas, remetiendo contra la risa como una actitud contraria a la humildad. En todo caso, el hecho de que Jesús nunca haya emitido una risa no quiere decir que jamás se haya mofado de alguien. No hace falta ser un experto en Exégesis para apreciar cierto dejo de ironía en aquello de tirar la primera piedra, por ejemplo. El ingenio es un fino producto intelectual y con todo respeto, algunos pasajes del Nuevo Testamento son una prueba de que la burla es un arte no necesariamente condenable. Recordemos que lo moral y lo ético no siempre son lo mismo. Mucho menos en nuestro momento histórico, donde lo “bien visto” representa un asunto tan hipócrita como gracioso. A continuación, cinco de los muchos casos en los que la mofa es un asunto políticamente correcto en México, aunque también en otros lugares, dependiendo de la situación.
Texto completo en http://jorgepedrotextos.blogspot.com y en la revista del Claustro de Sor Juana del mes de diciembre de 2003.
Every man is important if he loses his life;
and every man is funny if he loses his hat and has to run after it. G. K. Chesterton.
Jesús lloró, sudó sangre y hasta pateó mercaderes, pero la tradición católica, a través de sus evangelios sinópticos, establece que jamás rió. Umberto Eco utiliza lo anterior como uno de los ganchos argumentales de Il nome della rosa, en cuya lectura todos sonreímos cuando Jorge de Burgos, ciego y asesino, aduce que reírse es malo pues “sacude el cuerpo, deforma los rasgos de la cara y hace que el hombre parezca un mono”. Esta concepción de que el nazareno nunca rió comenzó en la mal llamada edad media, cuando San Crisóstomo y San Benito se obsesionaron con la idea y la incluyeron en sus reglas, remetiendo contra la risa como una actitud contraria a la humildad. En todo caso, el hecho de que Jesús nunca haya emitido una risa no quiere decir que jamás se haya mofado de alguien. No hace falta ser un experto en Exégesis para apreciar cierto dejo de ironía en aquello de tirar la primera piedra, por ejemplo. El ingenio es un fino producto intelectual y con todo respeto, algunos pasajes del Nuevo Testamento son una prueba de que la burla es un arte no necesariamente condenable. Recordemos que lo moral y lo ético no siempre son lo mismo. Mucho menos en nuestro momento histórico, donde lo “bien visto” representa un asunto tan hipócrita como gracioso. A continuación, cinco de los muchos casos en los que la mofa es un asunto políticamente correcto en México, aunque también en otros lugares, dependiendo de la situación.
Texto completo en http://jorgepedrotextos.blogspot.com y en la revista del Claustro de Sor Juana del mes de diciembre de 2003.
The Wasp
The wasp,
just there,
where the flies enter
and the wasps hit.
In the mouth,
as a spider,
in my mouth.
It didn’t surprise me,
it grabbed me, sucked me
and changed me.
and then I couldn’t laugh,
and then I couldn’t speak.
It changed my plans
and let me thinking, me, just there,
where the flies enter
and the wasps hit.
And then i couldn't laugh,
and now i can't speak.
The wasp,
just there,
where the flies enter
and the wasps hit.
In the mouth,
as a spider,
in my mouth.
It didn’t surprise me,
it grabbed me, sucked me
and changed me.
and then I couldn’t laugh,
and then I couldn’t speak.
It changed my plans
and let me thinking, me, just there,
where the flies enter
and the wasps hit.
And then i couldn't laugh,
and now i can't speak.
Extraordinariamente torpe
Vengo de ver La liga extraordinaria, uff. ¿Por dónde comenzar? Hay una parte donde el malo de la peli dice "¿cuántas veces tendré que matarlos? Espero que ésta sea la última", y en ese momento no pude estar más de acuerdo con él, ja, ja, ja. En un pedestre intento por reivindicar a algunos de los héroes románticos de la literatura decimonónica, Sean Connery, injustificado protagonista y agringado productor, se convierte en una caricatura de su connato: resulta que el malo quiere reproducir clones de estos héroes, mientras que los originales tratan de impedirlo, ¡más elocuente e irónico no puede ser este terrible guión, en el que para impedir que destruyan Venecia, los héroes derrumban San Marcos! Por cierto que las maquetas no son tales, ¡puedo jurar sobre una biblia presbiteriana que son dibujos!
Cómo me divertí, con los diálogos, con las baratas referencias masónicas y con tantas, tantas tonterías... Cualquiera que haya leído la única novela de Wilde, sabrá que el señor Dorian no era vanidoso, sino bello. Cualquiera que conozca la historia de Bram Stroker, sabrá que Mina estaba enferma y descontenta, y no sedienta de sangre... En fin, podría seguir enumerando aberraciones por demás obvias —como la "hulkulización" del doctor Jekyll, ja, ja, ja—, pero no lo haré. Y hablando de obviedades, después de varias decenas de minutos preguntándome a qué quería llegar la película, aparece el torpe de Connery y "simbólicamente" cede a Tom Sawyer el poder del imperio británico que decae. Dios mío con este chocheo. Y por si fuera poco, la última escena de la historia —ni modo, tengo que contarles esto— es la resurrección, al estilo Cristo, del viejito que alguna vez personificó a James Bond (sólo que éste no tuvo la cortesía de esperarse al tercer día). Por último: ¿podría alguien informarle a esta gente que para 1898 la torre Eiffel todavía no estaba terminada?
Vengo de ver La liga extraordinaria, uff. ¿Por dónde comenzar? Hay una parte donde el malo de la peli dice "¿cuántas veces tendré que matarlos? Espero que ésta sea la última", y en ese momento no pude estar más de acuerdo con él, ja, ja, ja. En un pedestre intento por reivindicar a algunos de los héroes románticos de la literatura decimonónica, Sean Connery, injustificado protagonista y agringado productor, se convierte en una caricatura de su connato: resulta que el malo quiere reproducir clones de estos héroes, mientras que los originales tratan de impedirlo, ¡más elocuente e irónico no puede ser este terrible guión, en el que para impedir que destruyan Venecia, los héroes derrumban San Marcos! Por cierto que las maquetas no son tales, ¡puedo jurar sobre una biblia presbiteriana que son dibujos!
Cómo me divertí, con los diálogos, con las baratas referencias masónicas y con tantas, tantas tonterías... Cualquiera que haya leído la única novela de Wilde, sabrá que el señor Dorian no era vanidoso, sino bello. Cualquiera que conozca la historia de Bram Stroker, sabrá que Mina estaba enferma y descontenta, y no sedienta de sangre... En fin, podría seguir enumerando aberraciones por demás obvias —como la "hulkulización" del doctor Jekyll, ja, ja, ja—, pero no lo haré. Y hablando de obviedades, después de varias decenas de minutos preguntándome a qué quería llegar la película, aparece el torpe de Connery y "simbólicamente" cede a Tom Sawyer el poder del imperio británico que decae. Dios mío con este chocheo. Y por si fuera poco, la última escena de la historia —ni modo, tengo que contarles esto— es la resurrección, al estilo Cristo, del viejito que alguna vez personificó a James Bond (sólo que éste no tuvo la cortesía de esperarse al tercer día). Por último: ¿podría alguien informarle a esta gente que para 1898 la torre Eiffel todavía no estaba terminada?
Sobre los periodistas de cultura y espectáculos en Aguascalientes
Sandra Macías, del periódico Aguas, me mandó un correo electrónico expresando sus puntos de vista acerca de los periodistas de cultura y espectáculos en Aguascalientes.
Créeme que no estoy de acuerdo con tu comentario de que los periodistas de espectáculos y cultura en Aguascalientes son o tontos o presumidos, o ambas. No me defiendo, sino que defiendo a todos los que hacemos este esfuerzo por ganar un espacio, no sé si mucho o poco, pero todos y cada uno de nosotros nos esforzamos más allá que por ganar una lana, se trata más bien de robar espacios y brindárselos a la banda que lo merece. No sé qué opines de Pardogato ni de otras secciones culturales, pero cuando estás en medio de los famosos medios, no es fácil imprimir lo que realmente quieres escribir. En mi medio existen gentes cuadradas pero no tontos.
Sandra Macías, del periódico Aguas, me mandó un correo electrónico expresando sus puntos de vista acerca de los periodistas de cultura y espectáculos en Aguascalientes.
Créeme que no estoy de acuerdo con tu comentario de que los periodistas de espectáculos y cultura en Aguascalientes son o tontos o presumidos, o ambas. No me defiendo, sino que defiendo a todos los que hacemos este esfuerzo por ganar un espacio, no sé si mucho o poco, pero todos y cada uno de nosotros nos esforzamos más allá que por ganar una lana, se trata más bien de robar espacios y brindárselos a la banda que lo merece. No sé qué opines de Pardogato ni de otras secciones culturales, pero cuando estás en medio de los famosos medios, no es fácil imprimir lo que realmente quieres escribir. En mi medio existen gentes cuadradas pero no tontos.
Confesiones de un espectador peligroso
Ayer fui a ver Confesiones de una mente peligrosa (¿así se llama en castellano?). Vaya, la peli que dirige (y no protagoniza) George Clooney. El guionista maravilloso, el productor estupendo, y Julia Roberts, increíble. Empero, un guión lamentable, una producción ibídem y un papel para la Roberts ídem. Estoy harto de tanta gringuería, la historia daba para mucho más. Hay secuencias inútilmente largas, intentos frustrados de brillantez en el montaje, y un desenlace olvidable. Una lástima, yo esperaba más de esta cinta producida por Steven Soderbergh, sí, el mismo que dirigió Full Frontal. Un aplauso, sin embargo, por meter "Won't Get Fooled Again" de los Who en la banda sonora.
Ayer fui a ver Confesiones de una mente peligrosa (¿así se llama en castellano?). Vaya, la peli que dirige (y no protagoniza) George Clooney. El guionista maravilloso, el productor estupendo, y Julia Roberts, increíble. Empero, un guión lamentable, una producción ibídem y un papel para la Roberts ídem. Estoy harto de tanta gringuería, la historia daba para mucho más. Hay secuencias inútilmente largas, intentos frustrados de brillantez en el montaje, y un desenlace olvidable. Una lástima, yo esperaba más de esta cinta producida por Steven Soderbergh, sí, el mismo que dirigió Full Frontal. Un aplauso, sin embargo, por meter "Won't Get Fooled Again" de los Who en la banda sonora.
Una opinión sobre el rock hidrocálido
El siguiente texto apareció publicado esta mañana en la sección cultural del periódico Aguas (gracias, Sandra Macías). Espero que les provoque alguna opinión. Se llama "Un árbol cayendo en un bosque solitario".
Estoy seguro de que conocen el sofisma: si un gran árbol cae produciendo un estruendoso ruido en un bosque solitario, donde no hay nadie que lo atestigüe, el acontecimiento podría carecer de sonido. ¿Será qué el sonido sólo existe cuando alguien lo escucha? En el terreno de las manifestaciones culturales, me parece que sí. No es mi propósito establecer o acaso rozar alguna de esas teorías sobre la recepción, sin embargo, está claro que cuando se exhibe un trabajo, es necesario que se cuente con un público más o menos equivalente al mensaje emitido. Es la historia del lenguaje, de la comunicación y de la Humanidad misma. Esta aparente obviedad constituye uno de los problemas más importantes del rock hecho en Aguascalientes.
No es la calidad de los músicos, ni el caudillismo, así como tampoco se trata de la escasez de talento, recursos y espacios. Tampoco es el alcoholismo de algunos músicos (si las señoras en periodo de lactación beben cerveza, ¿por qué no habría de hacerlo un guitarrista que quiere divertirse e impresionar a sus vecinos?). Podemos seguir bebiendo, componiendo, promoviendo concursos, abriendo foros, gestando fiestas y grabando demos, pero todo habrá sido en vano si no nos damos cuenta de una vez que el problema está en lo magro de la audiencia. Para poder fabricar algo con habilidad, es necesario leer, viajar, aprender, ir más allá y sacudirse los temores, sí, pero en el rock local hay un pendiente todavía más urgente: equilibrar las audiencias con las ofertas disponibles. ¿Exageraré si digo que hay más músicos en Aguascalientes que personas en una tocada de rock random? La estrechez es un problema grave.
Asimismo, una correcta mediatización del rock en la ciudad no estaría nada mal. ¿Por qué siempre la Amplitud Modulada, los bares más feos y los promotores más incapaces? ¿Es el rock en Aguascalientes una manifestación cultural minoritaria y poco plural? El día que mis vecinos, mis compañeros de yoga y tus primos segundos empiecen a formar parte de las tocadas de rock en la ciudad, el día que se establezcan códigos más amplios; ese día nos asombraremos por el robusto sonido de ese gran árbol cayendo. Porque es un gran árbol, lo sabemos quienes estamos, de alguna manera, involucrados. Pero por ahora sólo nosotros lo sabemos.
El siguiente texto apareció publicado esta mañana en la sección cultural del periódico Aguas (gracias, Sandra Macías). Espero que les provoque alguna opinión. Se llama "Un árbol cayendo en un bosque solitario".
Estoy seguro de que conocen el sofisma: si un gran árbol cae produciendo un estruendoso ruido en un bosque solitario, donde no hay nadie que lo atestigüe, el acontecimiento podría carecer de sonido. ¿Será qué el sonido sólo existe cuando alguien lo escucha? En el terreno de las manifestaciones culturales, me parece que sí. No es mi propósito establecer o acaso rozar alguna de esas teorías sobre la recepción, sin embargo, está claro que cuando se exhibe un trabajo, es necesario que se cuente con un público más o menos equivalente al mensaje emitido. Es la historia del lenguaje, de la comunicación y de la Humanidad misma. Esta aparente obviedad constituye uno de los problemas más importantes del rock hecho en Aguascalientes.
No es la calidad de los músicos, ni el caudillismo, así como tampoco se trata de la escasez de talento, recursos y espacios. Tampoco es el alcoholismo de algunos músicos (si las señoras en periodo de lactación beben cerveza, ¿por qué no habría de hacerlo un guitarrista que quiere divertirse e impresionar a sus vecinos?). Podemos seguir bebiendo, componiendo, promoviendo concursos, abriendo foros, gestando fiestas y grabando demos, pero todo habrá sido en vano si no nos damos cuenta de una vez que el problema está en lo magro de la audiencia. Para poder fabricar algo con habilidad, es necesario leer, viajar, aprender, ir más allá y sacudirse los temores, sí, pero en el rock local hay un pendiente todavía más urgente: equilibrar las audiencias con las ofertas disponibles. ¿Exageraré si digo que hay más músicos en Aguascalientes que personas en una tocada de rock random? La estrechez es un problema grave.
Asimismo, una correcta mediatización del rock en la ciudad no estaría nada mal. ¿Por qué siempre la Amplitud Modulada, los bares más feos y los promotores más incapaces? ¿Es el rock en Aguascalientes una manifestación cultural minoritaria y poco plural? El día que mis vecinos, mis compañeros de yoga y tus primos segundos empiecen a formar parte de las tocadas de rock en la ciudad, el día que se establezcan códigos más amplios; ese día nos asombraremos por el robusto sonido de ese gran árbol cayendo. Porque es un gran árbol, lo sabemos quienes estamos, de alguna manera, involucrados. Pero por ahora sólo nosotros lo sabemos.
A movie about movies for people who love movies
Si les gustó Bienvenido Welcome, y El ladrón de orquídeas, seguramente también saldrán contentos del cine cuando vean Full Frontal. 101 minutos de grano abierto y close up (mala combinación, me parece) en los cuales vemos la vida de siete personajes durante un día, entrelazándose con la ficción de una película dentro de esta película de Steven Soderbergh que se desarrolla en Los Angeles. Una muy interesante manera de acercarse al cine desde el cine, con cameos de Brad Pitt, y una divertida edición de escenas y secuencias. El principio y el final son interesantes, y aunque el guión a veces se cae un poquillo, especialmente en el ritmo y en la debilidad de algunos personajes, Full Frontal es en una cinta muy recomendable.
Si les gustó Bienvenido Welcome, y El ladrón de orquídeas, seguramente también saldrán contentos del cine cuando vean Full Frontal. 101 minutos de grano abierto y close up (mala combinación, me parece) en los cuales vemos la vida de siete personajes durante un día, entrelazándose con la ficción de una película dentro de esta película de Steven Soderbergh que se desarrolla en Los Angeles. Una muy interesante manera de acercarse al cine desde el cine, con cameos de Brad Pitt, y una divertida edición de escenas y secuencias. El principio y el final son interesantes, y aunque el guión a veces se cae un poquillo, especialmente en el ritmo y en la debilidad de algunos personajes, Full Frontal es en una cinta muy recomendable.
Reseña del disco de Interpol
Después de algunos días sin postear nada propio, tengo algo nuevo que quiero compartirles y que salió publicado hoy en la sección cultura del periódico Aguas. Se trata de la reseña del disco de Interpol.
Ahora que está de moda que haya grupos de moda, no está de más aventurarse a hablar acerca de los que podrían sobrevivir al inevitable colador que viene. Interpol, una banda neoyorquina —de origen y sonido—, podría ser uno de ellos. Con un ligero olorcillo a Placebo y a Joy Division, esta agrupación de la disquera independiente Matador recién lanzó el álbum Turn on the Bright Lights, mezclado por Gareth Jones, en el cual podemos darnos cuenta de que Lou Reed y David Bowie se han convertido en una referencia casi necesaria en esta incipiente década, en la que poco a poco resurge el rock glamuroso. Para muchos, los sencillos “Obstacle 1”, y “NYC” son lo mejor que le ha sucedido al rock norteamericano desde el primer disco de The Strokes en 2001. La portada es tan notable como el look del cantante, quien hace poco estuvo viviendo en la Ciudad de México. Si buscas un rock fino, pero nada aburrido, tienes que conseguirte este disco, que se ha vendido como pan caliente en un tiempo en el que es tan difícil encontrar una buena panadería abierta.
Después de algunos días sin postear nada propio, tengo algo nuevo que quiero compartirles y que salió publicado hoy en la sección cultura del periódico Aguas. Se trata de la reseña del disco de Interpol.
Ahora que está de moda que haya grupos de moda, no está de más aventurarse a hablar acerca de los que podrían sobrevivir al inevitable colador que viene. Interpol, una banda neoyorquina —de origen y sonido—, podría ser uno de ellos. Con un ligero olorcillo a Placebo y a Joy Division, esta agrupación de la disquera independiente Matador recién lanzó el álbum Turn on the Bright Lights, mezclado por Gareth Jones, en el cual podemos darnos cuenta de que Lou Reed y David Bowie se han convertido en una referencia casi necesaria en esta incipiente década, en la que poco a poco resurge el rock glamuroso. Para muchos, los sencillos “Obstacle 1”, y “NYC” son lo mejor que le ha sucedido al rock norteamericano desde el primer disco de The Strokes en 2001. La portada es tan notable como el look del cantante, quien hace poco estuvo viviendo en la Ciudad de México. Si buscas un rock fino, pero nada aburrido, tienes que conseguirte este disco, que se ha vendido como pan caliente en un tiempo en el que es tan difícil encontrar una buena panadería abierta.