Comparecencia especial del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, en la Mesa Redonda sobre los más recientes acontecimientos en Cuba y el incremento de las acciones agresivas del gobierno de Estados Unidos

Queridos compatriotas:

Todo comenzó desde la llegada a Cuba del señor Cason. El arresto de varias decenas de mercenarios que traicionan a su patria a cambio de privilegios y el dinero que reciben del gobierno de Estados Unidos, y la pena capital a delincuentes comunes que con una pistola y cinco armas blancas secuestraron una embarcación de pasajeros en la Bahía de La Habana, fueron consecuencia de una conspiración urdida por el gobierno de aquel país y la mafia terrorista de Miami. Es tan evidente que cualquiera lo puede comprender. A las autoridades cubanas no se les puede atribuir responsabilidad alguna. Es algo que me propongo explicar, así como las razones y objetivos de cada medida, el porqué y para qué de cada una de ellas.

El actual presidente de Estados Unidos, en minoría con relación a la votación total, accede a su cargo mediante escandaloso fraude en el que el grupo mafioso de Miami aplicó en Estados Unidos los métodos heredados de sus padres batistianos y otros políticos corrompidos de la neocolonia cubana de Estados Unidos, desalojados del poder por la Revolución. El 4 de noviembre del 2000, a decenas de miles de afronorteamericanos se les impidió votar, muchos miles de electores fueron conducidos al error al cambiar el orden de los candidatos en la boleta, y hubo fraude adicional en el conteo de los votos. De este modo obtuvo Bush, por unos cuantos cientos de votos, la mayoría en el Estado de la Florida, que decidió su elección. Hombre agradecido, no oculta su obligación hacia la mafia de Miami y los compromisos que contrajo con ella en una reunión en Texas.

Aun antes de la elección, en el acto conmemorativo del 26 de julio que tuvo lugar en Pinar del Río, el 5 de agosto, dirigiéndome a Bush, dije textualmente: "Sé muy bien lo que usted en momentos de irreflexión ha dicho a sus íntimos e indiscretos amiguitos de la mafia cubano-americana: que el problema de Cuba usted lo puede resolver muy fácilmente, en clara referencia a los métodos de la época siniestra en que la Agencia Central de Inteligencia era utilizada directamente en planes de asesinato contra los dirigentes de nuestro país." El compromiso de Bush fue que resolvería el problema eliminándome físicamente, algo que en realidad, después de 40 años de agresiones y crímenes contra Cuba, ni me extrañó ni me preocupó gran cosa. Su gobierno sería tan hostil y reaccionario como todo el mundo esperaba. La mafia adquirió más poder e influencia que nunca en el seno de esa Administración. Verdaderos bandidos de origen cubano, responsables de la muerte de miles de centroamericanos, como el conocido Otto Reich, estaban llamados a ocupar importantes cargos en posiciones claves para aplicar contra Cuba las políticas preconcebidas, las ideas y los compromisos de Bush. La suerte y el destino de más de 11 millones de cubanos nada significaban para él.

No me detendré en explicar lo que piensa el señor Bush o cuáles son sus obsesiones e ideas fijas. Nuestro pueblo y el mundo lo conocen de sobra.