Los cabarets en la ciudad
El cronista Bernal Díaz del Castillo escribió su Historia verdadera de la conquista de la Nueva España décadas después de la caída de Tenochtitlan, por lo que se cree que incurrió en ciertas exageraciones en los relatos. Uno de los más atractivos, sin embargo, seguro que no necesitó recursos literarios para resultar sorprendente; me refiero al relacionado con el zoológico de Moctezuma Xocoyotzin. No se trataba de un jardín zoológico como los de hoy, pues únicamente el emperador, su corte y los más de 600 hombres que trabajaban en él podían deleitarse contemplando los animales traídos de diversos puntos de imperio. Este totocalli privado se encontraba en la parte trasera del inmenso Palacio de Axayácatl, en donde hoy funciona la Panadería Ideal (República de Uruguay 73, Centro). Este predio perteneció luego al Convento de San Francisco, y en los años veinte del siglo XX se construyó aquí el Monte Carlo, uno de los cabarets más famosos de la ciudad. Este paso de animales a sacerdotes y de sacerdotes a prostitutas no deja de llamar la atención.
En una imagen que encontré en la fototeca del Instituto Nacional de Antropología e Historia se ve a un señor con bigote, moño y traje a rayas en la entrada de esta "cantina-restaurante", en cuyos costados se ofrecían chácharas y tabaco; en el interior bailaban mujeres que provocaban a los asistentes, pero sin llegar a desnudarse. Ese era el aspecto que tenían la mayoría de los cabarets de la primera mitad del siglo pasado, como el Leda, en el que Diego Rivera y Frida Kahlo solían brindar con choferes de tranvías, o El Golpe, en donde se llevaban a cabo peleas de box. Antes, durante el Porfiriato, surgieron cabarets famosos como el arabesco Bagdad (República de Uruguay entre Pino Suárez y 5 de Febrero, Centro) y el Estambul (Eje Central 18, Centro), en los que transcurrían escenas parecidas a las de la primera secuencia de Ay, qué tiempos, señor don Simón (Julio Bracho, 1941), aunque sin tanto glamour. Si nos vamos más atrás hallaremos antecedentes como el Salón Wondracheck (Portal de Mercaderes, Centro), propiedad de un austrohúngaro que vino con Maximiliano de Habsburgo para emborrachar y atolondrar con bellas meseras a media ciudad –la mitad rica, que no era mitad. Todavía más lejano en el tiempo se sabe de un burdel clandestino con cantantes en la esquina de Moneda y Seminario, en el primer piso de un hotel que existió mucho antes que la cantina El Nivel. Más de un virrey hizo corajes al mandarlo clausurar.
El término "cabaret" llega a México en el siglo XX, cuando elementos del cancán, la rumba cubana, el burdel y las viejas pulquerías de la calle Ballesteros (República de Cuba), por citar los más evidentes, dan forma a un lugar de reunión eminentemente masculino al que se va a beber, admirar una "variedad", bailar y en ocasiones pagarle tragos a las empleadas. Roberto Gavaldón retrató con esmero el espíritu de un cabaret entre elegante y bárbaro en su película La diosa arrodillada (1947); en una conocida escena María Félix avergüenza a Arturo de Córdova anunciando con una canción y frente a un público enloquecido que ella nunca se va a casar. Una referencia más cercana a la realidad proletaria es el Gémini de Los Caifanes (Juan Ibáñez, 1966) que tanto disfruta Julissa y padece Enrique Álvarez Félix.
Queda poco de aquellos sitios, pero todavía es posible vivir experiencias por el estilo gracias a ciertos table dances, lugares gay, bares de ficheras y salones de baile, por ejemplo el Barba Azul (Bolívar esq. Gutiérrez Nájera, Obrera), el Savoy (Bolívar 120, Centro), el Dos Naciones (Bolívar 58, Centro), El Oasis (República de Cuba 4, Centro) y El Vicio (Madrid 13, Del Carmen Coyoacán). Qué ganas de revivir los cabarets de antes, aunque puede ser que la memoria de la ciudad haya caído en exageraciones similares a las de don Bernal Díaz, ahora que han pasado décadas. Nunca lo sabremos.
Artículo originalmente publicado en El Fanzine.
En una imagen que encontré en la fototeca del Instituto Nacional de Antropología e Historia se ve a un señor con bigote, moño y traje a rayas en la entrada de esta "cantina-restaurante", en cuyos costados se ofrecían chácharas y tabaco; en el interior bailaban mujeres que provocaban a los asistentes, pero sin llegar a desnudarse. Ese era el aspecto que tenían la mayoría de los cabarets de la primera mitad del siglo pasado, como el Leda, en el que Diego Rivera y Frida Kahlo solían brindar con choferes de tranvías, o El Golpe, en donde se llevaban a cabo peleas de box. Antes, durante el Porfiriato, surgieron cabarets famosos como el arabesco Bagdad (República de Uruguay entre Pino Suárez y 5 de Febrero, Centro) y el Estambul (Eje Central 18, Centro), en los que transcurrían escenas parecidas a las de la primera secuencia de Ay, qué tiempos, señor don Simón (Julio Bracho, 1941), aunque sin tanto glamour. Si nos vamos más atrás hallaremos antecedentes como el Salón Wondracheck (Portal de Mercaderes, Centro), propiedad de un austrohúngaro que vino con Maximiliano de Habsburgo para emborrachar y atolondrar con bellas meseras a media ciudad –la mitad rica, que no era mitad. Todavía más lejano en el tiempo se sabe de un burdel clandestino con cantantes en la esquina de Moneda y Seminario, en el primer piso de un hotel que existió mucho antes que la cantina El Nivel. Más de un virrey hizo corajes al mandarlo clausurar.
El término "cabaret" llega a México en el siglo XX, cuando elementos del cancán, la rumba cubana, el burdel y las viejas pulquerías de la calle Ballesteros (República de Cuba), por citar los más evidentes, dan forma a un lugar de reunión eminentemente masculino al que se va a beber, admirar una "variedad", bailar y en ocasiones pagarle tragos a las empleadas. Roberto Gavaldón retrató con esmero el espíritu de un cabaret entre elegante y bárbaro en su película La diosa arrodillada (1947); en una conocida escena María Félix avergüenza a Arturo de Córdova anunciando con una canción y frente a un público enloquecido que ella nunca se va a casar. Una referencia más cercana a la realidad proletaria es el Gémini de Los Caifanes (Juan Ibáñez, 1966) que tanto disfruta Julissa y padece Enrique Álvarez Félix.
Queda poco de aquellos sitios, pero todavía es posible vivir experiencias por el estilo gracias a ciertos table dances, lugares gay, bares de ficheras y salones de baile, por ejemplo el Barba Azul (Bolívar esq. Gutiérrez Nájera, Obrera), el Savoy (Bolívar 120, Centro), el Dos Naciones (Bolívar 58, Centro), El Oasis (República de Cuba 4, Centro) y El Vicio (Madrid 13, Del Carmen Coyoacán). Qué ganas de revivir los cabarets de antes, aunque puede ser que la memoria de la ciudad haya caído en exageraciones similares a las de don Bernal Díaz, ahora que han pasado décadas. Nunca lo sabremos.
Artículo originalmente publicado en El Fanzine.
Walk-man-kind
Me invitaron a moderar esta plática entre personas que disfrutamos caminar la ciudad. Participarán Armando Ramírez, Luigi Amara, J.M. Servín, Víctor Zavala Kugler, J.M. y Proyecto 196,925 m. Habrá mezcal y tapas. Será el martes 30 de agosto a las 20 horas en La Bota (San Jerónimo 40, Centro). Entrada libre.
Sobre el hotel de Grupo Hábita en el Centro
Este es el famoso mural El holocausto de Manuel Rodríguez Lozano, el cual engalana la escalera de la hermosa casa en Isabel la Católica 30, en el Centro Histórico, que albergó a los condes de Miravalle –descendientes de Moctezuma II–, el Hotel Jardín, la casa de Paco Yturbe y a partir de noviembre el nuevo hotel de Grupo Hábita. El otro día tuve la oportunidad de entrar acompañado de alguien que está relacionado con la restauración del mural. Me enteré de que la arquitectura de David Cherem y Javier Serrano considera tres restaurantes, más de 20 habitaciones, un elevador de principios del siglo XX y varios árboles en el patio del frente. Dan muchas ganas de que llegue el día de la inauguración.
El primer recorrido de Plano de Barrio
Muchas gracias a las personas que participaron en este primer paseo de seis horas que hicimos el sábado 13 de agosto por Tlatelolco, Tepito, el Centro y la Guerrero para conmemorar los 490 años de la caída del imperio mexica. Pronto Distrito Global y un servidor daremos más información sobre el próximo recorrido de Plano de Barrio y cómo ganar invitaciones. Las fotos son de Rodrigo Jardón.
Un año y medio de Ecobici
Rodrigo Guerrero Maldonado, coordinador de la Estrategia de Movilidad en Bicicleta de la Secretaría del Medio Ambiente del Distrito Federal, habla sobre el Sistema de Transporte Individual Ecobici a 18 meses de su implementación.
¿Qué planes tiene Ecobici para el futuro inmediato?
Las fases II (Roma – Centro) y III (Polanco – Escandón) se pondrán en marcha durante el primer semestre de 2012. Para el primer caso operarán 110 cicloestaciones y 1 mil 700 bicicletas en un área de 9.2 kilómetros cuadrados para cubrir las necesidades de 29 mil usuarios; lo anterior equivale a 11 mil viajes diarios. Para la fase III el sistema contempla 20 mil usuarios que dispondrán de 75 cicloestaciones y 1 mil 060 bicicletas en 7.5 kilómetros cuadrados, con las cuales se realizarán 7 mil 500 viajes diarios.
¿Cuáles han sido los grandes aciertos de Ecobici?
Si hablamos de salud podemos destacar la disminución de riesgo de infarto en 50%. Además al favorecer la salud de los usuarios se obtiene un ahorro significativo en materia de salud pública. Por otra parte Ecobici es el sistema de transporte público o privado más barato –menos de un peso diario. Con este sistema se combaten la congestión vehicular, la emisión de gases contaminantes y el ruido.
¿Habrá Ecobici en otras ciudades de la República?
El Sistema Ecobici es un proyecto del Gobierno del Distrito Federal por medio de la Secretaría del Medio Ambiente. Dependiendo de los intereses de cada estado puede implementarse un sistema de bicicletas públicas, para lo cual la Secretaría estará siempre dispuesta a brindar asesoría basada en la experiencia de Ecobici.
¿Cuál es la principal queja que tienen los usuarios acerca de Ecobici?
Las fallas de conectividad y por suministro eléctrico, además del mantenimiento de las bicicletas. Desgraciadamente el primer caso no depende de nosotros, por lo que al presentarse estos casos únicamente podemos dar seguimiento a la solución puntual de los problemas. Sobre el segundo caso, de acuerdo con las dimensiones actuales del sistema y la capacidad operativa, el equipo de mantenimiento del Sistema Ecobici visita 22 cicloestaciones al día, dando mantenimiento in situ a siete bicicletas en promedio, lo cual implica un total de 154 bicicletas diarias. Por otro lado cada bicicleta del sistema entra al taller para reparaciones por lo menos una vez al mes, donde se revisan y arreglan las ruedas, llantas, campanilla, guardafangos, liga, sillín, sistema de iluminación y frenos, entre otros componentes.
¿Marcelo Ebrard tiene credencial de Ecobici?
Efectivamente el Jefe de Gobierno cuenta con una tarjeta de usuario desde el 16 de febrero del 2010, fecha en la que se puso en marcha el Sistema Ecobici.
Los xoloitzcuintles del Dolores Olmedo
Este empleado del Museo Dolores Olmedo Patiño (Av. México 5843, La Noria) calcula que uno de estos perros originarios de México puede conseguirse a partir de 15,000 pesos. Pero no se refiere a los 10 que hay en el jardín del museo, pues no están a la venta. La coleccionista de arte Dolores Olmedo (1908-2002) decidió que estos animales habitaran en su bella propiedad de Xochimilco. Sugiero que sigan a uno de ellos en Twitter (aquí), que participen para nombrar al xoloitzcuintle que acaba de nacer (aquí) y por supuesto que visiten el museo, que exhibe la colección más grande de obras de Diego Rivera y Frida Kahlo.
Disfrutar la ciudad con perros
Parque México. Condesa. Hermoso, elegante, de casi nueve hectáreas, con fuentes que los perros adoran, así como muchos fresnos y jacarandas. El domingo es el mejor día para visitarlo, entre más temprano mejor.
Colonia Industrial. Eje 4 Norte esq. Calzada de Guadalupe. Bella colonia de los años veinte del siglo pasado con asombrosas muestras de arquitectura popular. Se trata de una zona tranquila, arbolada, y tiene dos parques sobresalientes: María Luisa y María del Carmen, conectados por la calle Rómulo Escobar, con palmeras. Los perros corren a sus anchas mientras tú buscas las casas de Tin Tan o Blue Demon.
Colonia Industrial. Eje 4 Norte esq. Calzada de Guadalupe. Bella colonia de los años veinte del siglo pasado con asombrosas muestras de arquitectura popular. Se trata de una zona tranquila, arbolada, y tiene dos parques sobresalientes: María Luisa y María del Carmen, conectados por la calle Rómulo Escobar, con palmeras. Los perros corren a sus anchas mientras tú buscas las casas de Tin Tan o Blue Demon.
Guagualandia. Tlalpan 1092, Nativitas. Tienda enorme con ropa para perros, accesorios, casitas, juguetes, etcétera. Está a una cuadra del metro Nativitas. Imperdible para amos consentidores.
Plaza de la República. Tabacalera. A los niños les encantan las fuentes que colocaron a partir de la reciente renovación de esta plaza en la que se yergue el Monumento a la Revolución. También a los perros, de un tiempo para acá. Cada vez más personas los traen a mojarse, divertirse y convivir con otros canes. Realmente la pasan genial.
Bow Wow Deli. Medellín 40, Roma. Tienen más de cinco años recibiendo a personas y perros con el mismo entusiasmo. No es tan caro como podría parecer. Que tu perro disfrute una hamburguesa especial mientras tú lees el periódico, revisas tus mails o sencillamente te relajas. Cierran los domingos.
Villas Caninas. Matamoros 8, Teotihuacán, Estado de México. Aquí adiestran perros, les enseñan obediencia y también ofrecen servicio de hotel canino. Existe desde 1994, y tiene buen prestigio.
Frutos Prohibidos. Michoacán esq. Ámsterdam, Condesa. Un emblema de la colonia debido a sus sandwiches llamados "pecados" y a que admiten perros. Perfecto para antes o después de un paseo por el Parque México.
Paseador de perros en el Centro. Corredor peatonal Madero. Lo encuentras en esta calle de lunes a viernes entre 19 y 21 horas. Se ha convertido en una celebridad de la zona por los perros tan bonitos que pasea. No tiene teléfono ni página web, así que se vuelve necesario pescarlo. Tu perro amará la fama que adquirirá al ser paseado por este sonriente señor.
Parque Lincoln. Emilio Castelar esq. Julio Verde, Polanco. En el corazón de "Polanquito" está el conocídimos parque con las estatuas de Lincoln y Luther King, rodeado de casas estilo californinano. Un clásico para pasear perros.
Avenida Álvaro Obregón. Roma. Hay que empezar por el Parque España y terminar en Av. Cuauhtémoc, por el camellón de esta avenida diseñada como bulevar parisino a principios del siglo XX. Recomiendo visitar la cafetería Delirio, la tienda de lentes Dr. York y el restaurante japonés Mog, y dejarse sorprender por otros establecimientos que también aman a los perros.
Plano de Barrio
Para amar y cuidar la ciudad en la que vivimos primero necesitamos conocerla a profundidad, identificarnos con ella. Con esto en mente Jorge Pedro y Distrito Global presentamos Plano de Barrio, una serie de recorridos guiados por diferentes zonas de la Ciudad de México. Nuestro propósito es que reconozcamos las calles, los personajes, los lugares y las historias de la capital mexicana de una manera divertida, amplia y memorable. Una vez al mes emprenderemos un paseo temático cuyo punto de reunión se dará a conocer a un número reducido de interesados que consigan una invitación a través de @jorgepedro y @distritoglobal. El primer recorrido se llama "490 años de la caída del imperio" y toma en cuenta lugares importantes para la etapa final de la conquista de Tenochtitlan por parte del ejército de Hernán Cortés, particularmente la captura de Cuauhtémoc, último emperador mexica, suceso que se conmemora justamente cada 13 de agosto. Habrá pulque, comida, baile y hasta arte contemporáneo; se relatarán crónicas del siglo XVI; y se caminarán calles que rara vez recorrería un guía tradicional de turistas.
Cancino
El otro día pasé por la Plaza Villa de Madrid, en la colonia Roma, cuando súbitamente empezó uno de los rápidos aguaceros del verano defeño. Quise resguardarme en la pequeña cafetería del mismo nombre, y entonces noté que a un lado estaba abierta una pizzería nueva de la que ya había oído hablar. Decidí darle una oporrtunidad. Me senté en la barra, pedí una cerveza Mexicali y busqué los audífonos del teléfono para perderme en las canciones de Juan Cirerol y Martín del Prado que me traen loco estos días. Entonces sonó en la pizzería una canción que me atrapó, luego otra, y mejor dejé los audífonos por la paz. Se los encargué a un mesero mientras fui al baño, que por cierto es unisex y está limpio. Pronto entendí que Al Cancino se viene por pizza, ceveza y vino. De lo primero tienen 10 opciones –recomiendo la de cuitlacoche con queso oaxaca–, de lo segundo hay 18 marcas nacionales e internacionales, y respecto al vino existen nueve botellas diferentes. En la carta destaca el Cancino, que es una preparación única del lugar: suflé cubierto de queso gratinado al horno, con pastrami, alcachofa, chile poblano o albóndigas. Se trata de una receta del señor Cancino, que llegó a México hace 80 años. Hay que pedirle a un mesero que explique la relación entre este inmigrante y la pizzería; resulta interesante. Dejó de llover, pagué y tomé una bicicleta de Ecobici hacia mi destino, contento y satisfecho. Aplausos para el Cancino (Plaza Villa de Madrid 13, Roma; 5533 1087; lunes a domingo de 14 a 2 horas), en donde pasé una hora muy agradable, con buena música y sin tener que gastar una fortuna.