Once TV México

Disfruto mucho mis participaciones en "Diálogos en confianza" con Fernanda Tapia, que me cae re bien. Agradezco que me inviten para recomendar maneras de redescubrir la Ciudad de México porque a final de cuentas es el amor hacia nuestro entorno el que nos salva de las tristezas y sus derivados. Quisiera tener mi programa de televisión.

Belmont

O Blackmont, si uno repara en el logotipo de esta cantina fundada en 1925 –acaso la de más solera en el rumbo. Aquí son famosos los escamoles a la mantequilla negra, el chamorro y para mí las salsas preparadas al gusto. Belmont (Milán esq. Atenas, Juárez) queda cerca de la cicloestación de la glorieta del Colón, y también de mi corazón.

Acapulco 70

Además de la sinagoga, las oficinas de la Comunidad Ashkenazi de México y el museo sobre el Holocausto, en esta dirección de la Condesa se encuentra una tienda de productos kosher muy útil para la comunidad judía y súper interesante para todos. El menú de tres tiempos es rico y abundante, y cuesta 105 pesos. Me gusta ir por Mekupelet.

La Profesa

En 1840 madame Calderón de la Barca la llamó la mejor pinacoteca de México. Tal vez lo es todavía. La mala noticia es que la colección de arte de La Profesa (Madero esq. Isabel la Católica, Centro) abre sólo los sábados de 12 a 24 horas. Me gustan los cuadros sobre José.

La estatura de Iturbide

La única estatua que existe en honor al hombre que le concedió la independencia y el nombre a México fue inaugurada discretamente hace unos meses en el Pasaje Iturbide (Gante 6, Centro) por sus propietarios –al parecer son descendientes. Agustín Cosme Damián de Iturbide y Arámburu es considerado traidor a la patria.

Hostería Santo Domingo

Es el restaurante más antiguo del DF, de 1860. En la foto un músico del bufet dominical. Me gustan las enchiladas molcajeteadas y los precios justos. La Hostería Santo Domingo (Belisario Domínguez 72, Centro) fue fundada por el bisabuelo de la mujer de la caja, orgullosa cronista de "la catedral de los chiles en nogada".

Los baños públicos más bonitos del DF

Es común escuchar que lo mejor de la vida es gratis. Estoy de acuerdo. Aunque no en la Ciudad de México: por ejemplo, la inifinidad de baños públicos que se adosan a ella tienen de público lo que yo de privado. Generalmente uno se topa con los clásicos: “Cuatro pesitos”, “lo que guste cooperar” y muros similares. Además suelen lucir sucios y feos. Por eso emprendo una exhaustiva búsqueda con Dorian para dar con los siete baños gratuitos más decentes del DF. Enseguida los relato alfabéticamente. Tomen nota, les puede servir.

Biblioteca Vasconcelos. Eje 1 Norte esq. Aldama, Buenavista; 9157 2800; lunes a domingos de 8:30 a 19:30 horas. Muchas gracias a Alberto Kalach y socios, que se preocuparon por dotar a esta biblioteca pública con baños que parecen de hotel de Grupo Hábita o de galería de arte de San Miguel Chapultepec. Todo metálico, con concreto y cristal ahumado, y con vista parcial al jardín. Incluso hay un bebedero a la salida de cada baño. Y su grado de especialización contempla un baño exclusivo para niñas. No hay que perderse el esqueleto de ballena que decoró Gabriel Orozco y que cuelga sobre el primer nivel del edificio.
Limpieza: 9/10.
Privaciad: 10/10.
Belleza: 9/10.
Ideal para: después de una visita al Tianguis del Chopo. Los privados son tan amplios que podrías tomarte un baño, organizar los discos que compraste y echarte una siesta, y nadie se daría cuenta.

Casa Lamm. Álvaro Obregón 99, Roma; 5208 0171; lunes a sábado de 11 a 20 horas y domingos de 10 a 19. Dignamente finjo que voy al restaurante, saludo a la hostess y mientras camino hacia una mesa volteo mi cabeza para preguntar por el baño. Chasqueo los dedos, regreso sobre mis pasos y entro en estos deliciosos baños unisex. Me pregunto cuántas veces esta chica habrá atestiguado el mismo teatrito. Dorian sólo se pasa como Dorian por su casa. Una vez dentro comentamos la elegancia de los espacios, él fotografía los detalles y ambos respiramos un aroma a limpio que no conocerás ni en tu propia casa. Una señora entra a asear, la saludamos, seguimos tomando fotos.
Limpieza: 9/10.
Privaciad: 8/10.
Belleza: 9/10.
Ideal para: refrescarte y acicalarte antes de dejarte ver por las lustrosas Álvaro Obregón, Orizaba y Colima.

Casa Universitaria del Libro. Orizaba esq. Puebla, Roma; 5207 9390; lunes a sábado de 11 a 19 horas. Un clásico del maltrato ciudadano, con todo y que es un centro cultural. Aquí te tratan con la punta del pie, no importa si vas a dar una conferencia, comprar un libro, recibir un premio… o usar el baño. Enseguida caen los: "¿A dónde va?", "no puede pasar", "¿quién es usted?". Sin embargo convencemos al vigilante para tomarle fotos a la fachada. Llega su jefe, lo regaña, le sugerimos que cubran el edificio con una lona negra y nos vamos de mal humor. Pero no importa: yo ya conozco los baños. Llegar es toda una hazaña. Están en el primer piso; hay que subir las majestuosas escaleras, atravesar una oficina, saludar a la secretaría y pasarse como si uno fuera el rector de la unam –a quién posiblemente tampoco dejarían entrar. Una vez ahí es importante aprovechar la vista, que da a la planta baja del Covadonga. Tiene un asombroso balcón de cantera. Y todo está divino.
Limpieza: 8/10.
Privaciad: 10/10.
Belleza: 10/10.
Ideal para: espiar a tu ex, que está ligando en el Covadonga, o entrenarse para asaltar un banco.

Fundación Centro Cultural del México Contemporáneo. Leandro Valle 20, Centro; lunes a domingo de 11 a 17 horas. Este centro cultural fantasmagórico se encuentra en el solar de la antigua sacristía del ex Convento de Santo Domingo, destruido en el xix por Benito Juárez y sus amigos. Remodelado a la usanza dosmilera –o sea con palmeras y concreto– este espacio es ideal para relajar la espalda, leer el periódico dominical, citarse con alguien y desde luego usar el baño. La única actividad es un cineclub que funciona una o dos veces por semana; el resto del tiempo sólo se ve a polis bostezando, deambulando, mirando hacia la calle. Es fácil imaginarse una planta rodadora pasando por el patio. Gran misterio. Baños padrísimos y solitarios –secreto que no debemos difundir demasiado.
Limpieza: 10/10.
Privaciad: 1,000/10.
Belleza: 10/10.
Ideal para: grabar psicofonías, echarse una siesta, cambiarse de ropa y evitar el horroroso baño de la cantina Salón Madrid 'La Policlínica' (Belisario Domínguez esq. Plaza de Santo Domingo), a pocos pasos.

Museo Mural Diego Rivera. Colón esq. Balderas, Centro; 5512 0754; martes a domingo de 10 a 18 horas. Novísimos, solitarios y limpios. Y con una simpática iconografia en la onda Diego y Frida. Lo mejor es que Kohler donó el mobiliario, y por supuesto decidieron evidenciarlo para que te des cuenta mientras te lavas las manos. La entrada al museo no es gratuita, así que usa tu credencial de estudiante para que no tengas que pagar los 17 pesos que cuesta admirar el mural Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central de Diego Rivera. Vale la pena aprovechar, por cierto, los cómodos sillones frente a la pieza, para reposar, y hasta retozar, por horas.
Limpieza: 8/10.
Privaciad: 9/10.
Belleza: 7/10.
Ideal para: organizar un rally y esconder aquí una pista, constatar la calidad de los muebles para baño Kohler y evitar el espantoso baño del Café Trevi (Dr. Mora y Colón, Centro), a unos metros.

Museo Panteón de San Fernando. Plaza San Fernando 17, Guerrero; 5518 4736; martes a domingo de 9 a 15 horas. El vigilante de la entrada pide que nos registremos, recuerda que no se cobra la entrada, hace un comentario sobre la conferencia que está por empezar y entonces Dorian se escabulle discretamente hacia el baño. Estoy nervioso, siento que estamos cometiendo una especie de delito. Me excuso: "Creo que también yo voy al baño". Llega una señora cubana, que resulta ser la mamá del director del museo. Nos ve tomándole fotos a un baño casi colonial, con vigas en el techo, suficiente papel, lavabos perfectos y, lo mejor, a pocos metros de la tumba de Benito Juárez. Salimos apenados –Dorian no tanto, a él los mirones le hacen lo que el viento a Juárez– y se me ocurre preguntar por la persona encargada de la limpieza. Son dos mujeres: una vieja, otra joven; ambas parlanchinas. Se dejan retratar con unas tumbas detrás. Explican que le echan muchas ganas al aseo del baño, y de paso quedan bien con la cubana –omnipresente y contenta durante todo el episodio. Abandonamos del primer panteón civil de México atravesando las tumbas decimonónicas de próceres y aristócratas liberales.
Limpieza: 8/10.
Privaciad: 9/10.
Belleza: 7/10.
Ideal para: hacer un shooting, una filmación, una película porno. A nadie parece importarle que tomes fotos aquí.

Terminal dos del Aeropuerto Internacional Benito Juárez. Av. Fuerza Aérea Mexicana s/n; 2598 7000; todos los días las 24 horas. Es posible que se trate de los más bonitos de la ciudad, irónicamente en un rumbo hórrido y peligroso. Dorian y yo vamos directo a los baños de la planta baja, los más lindos y solitarios. Sabemos que está prohibido fotografiar un aeropuerto, a pesar de que no vemos ninguna señal que lo advierta. La adrenalina acelera el metabolismo de Dorian, quien por razones no tan periodísticas permanece en el baño más tiempo de lo previsto. Encuentra pintas en la pared y se asombra por el diseño de los lavabos. Yo adoro el techo altísimo y la textura de las paredes –parece que estamos en un antro de Santa Fe. Bravo por el arquitecto Francisco Serrano, tan preocupado por la simetría y aparentemente también por las necesidades fisiológicas del viajero.
Limpieza: 10/10.
Privaciad: 10/10.
Belleza: 10/10.
Ideal para: hacer tiempo, leer, enriquecer tu conocimiento arquitectónico y dormir un rato (sentado, ni modo).

Otros baños públicos que valen la pena:

Antara Polanco (Molière esq. Ejército Nacional, Polanco).
Casino Español (Isabel la Católica 31, Centro).
Centro Cultural de España (República de Guatemala 18, Centro).
Conejo Blanco (Ámsterdam 67, Condesa).
Ex Teresa Arte Actual (Lic. Verdad 8, Centro).
Metro Mixcoac (Av. Revolución y Eje 7 Sur, Insurgentes Mixcoac).
MuAC (Ciudad Universitaria).
Museo Experimental El Eco (Sullivan 43, San Rafael).
Museo Nacional de la Estampa (Plaza de la Santa Veracruz, Guerrero).
Sanborns de Casa Boker (Isabel la Católica esq. 16 de Septiembre, Centro).
Museo del Tequila y el Mezcal (Plaza Garibaldi, Centro).

Bellinghausen

Existe desde 1915, cuando el chef más conocido de Porfirio Díaz –Germán Bellinghausen, quien cocinó para Guillermo II de Alemania antes de venir a México– lo abre en la entonces colonia Americana. Todavía hoy el Bellinghausen (Londres 98, Juárez) es uno de los mejores para comer entre políticos y enterados. El chamorro es famoso, aunque yo prefiero el filete Chemita, original del desaparecido Prendes, con su salsa un poco azucarada –y en mi caso sin mantequilla. Hoy supe de la sucursal del Club Mundet, en donde pasé tantos fines de semana de mi infancia.

Bar Milán

Uno de los bares más longevos del DF permanece simpático en Milán 18 desde hace casi 20 años. Me encanta pagar con "milagros" y reconocer canciones del período dorado de MTV Latinoamérica. Pero extraño el nopal de Tolita Figueroa en la barra –recientemente lo sustituyeron por uno "más bonito", según el bartender de anoche.

Frontón México

Abandonado desde los noventa, aunque menos fodongo ya. Este clásico art déco de la Tabacalera fue inaugurado en 1929. Diez años después funcionó como sede para fundar el Partido Acción Nacional. Es famoso por los campeonatos mundiales de pelota vasca y por el box en los Olímpicos de 1968. Parece que pronto lo reabrirán.

Tabacalera

Este fragmento del salmo 46 lo encontré en una taquería de la calle Gómez Farías, en pleno barrio priísta y masón, el cual me encanta por ser igual de viejito y optimista que los salmos. Pasé por ahí después de beber un par de cubas, de ahí el enorme entusiasmo al ver esta señal. Hoy, sobrio y rasurado, me inspira lo mismo.

Del Carmen Coyoacán

En la foto mi papá y su hermana, que hace las veces de abuela mexicana. El 31 cenamos en su casa, que antes fue de una prima periodista de Diego Rivera. Ha tenido alberca, cruz de piedra y cabeza olmeca. Ahí vivieron mis papás recién casados, y yo al inicio de mi vida adulta. Quiero mucho a mi tía, y a la casa de Bruselas.